Los enemigos de mis amigos pueden ser mis amigos
Henrique Capriles anda de gira con un mensaje directo: Maduro se robó las elecciones en Venezuela. El Santico lo recibió con beneplácito, con lo que envió un mensaje a Caracas: los enemigos de mis amigos pueden ser mis amigos. Y desde Caracas se recibió la respuesta con chirrear de dientes "Es una muy mala señal (…) hay una conspiración contra Venezuela. Alertamos al pueblo", dijo Jaua. "Es una bomba. Alertamos a nuestras fuerzas armadas", agregó en tono dramático el presidente del Parlamento, Diosdado Cabello. Estamos, por el tenor de las declaraciones, como si se hubiera regresado a los tiempos de Chávez y Uribe. Simón el Bobito Gaviria, declaró que se trata de declaraciones “infantiles”. Ignoro qué tenga contra los niños.
"Santos llevará a un descarrilamiento de las relaciones entre Venezuela y Colombia", agregó Jaua, a la cadena Telesur, aunque negó que Venezuela esté reconsiderando su participación en la mesa de paz de La Habana. Venezuela ha contribuido de manera práctica a persuadir a las Farc a sostener una negociación política para la solución del conflicto.
Hoy Nicolasito ha hablado de una conjura para eliminarlo, ha dicho que Roger Noriega, Álvaro Uribe y J.J Rendón, son responsables de la acción transnacional que pretende sacarlo. Los tres, amigos de la opción que representa Capriles, no podría ser de otra manera. Lo cual es una respuesta al acto inamistoso que supone que el Santico haya recibido a Capriles.
Nada sería peor para el Santico, que por culpa de una simpatía que no pudo disimular, se le descuadrara la foto en La Habana. Las declaraciones en respuesta de Capriles, no hacen más que verterle gasolina al asunto. "Me tiene sin cuidado lo que diga ese Gobierno ilegítimo, son picadas de mosquito, mi agenda es transparente".
Por lo pronto el gobierno colombiano no sabe qué hacer. Los hechos están consumados. Es mejor que el asunto se ventile lejos de los medios. Como si se pudiera. María Ángela Holguín estaría empacando maletas para volar a Caracas a bajarle la temperatura a los estados alterados, a cuidar que los mejores amigos no vayan a dejar de prestar sus buenos oficios, aunque como van las cosas, ya no se sepa si se los prestan al Santico o a Timochenko.
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