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Alberto Rodríguez

Girasoles y burundanga

Girasoles y burundanga

He conversado con muchas personas que opinan que la campaña exitosa de los Verdes en las últimas elecciones, en las que Antanas Mockus perdió con el Santo, por la mitad de votos, fue una campaña de FB, promovida por chicos que no tenían edad para votar. La “ola verde” fue un fenómeno mediático armado en la Red. Hay otros, que dicen que Mockus murió como el pez, por la boca. Por no saber hablar claro, porque la dubitación reflexiva pública, la gana de ser original y la falta de información, se le devolvieron como un bumerán y lo sepultaron en los medios. Las declaraciones contradictorias, chapuceras, ambiguas, lo enterraron.

Yo voté por los Verdes. Me pareció que Mockus, Peñalosa, Garzón y Fajardo, eran un equipo que sabía de lo que estaba hablando, lo que estaba promoviendo, con visión de gobierno y además, porque que son hombres limpios. Una rareza inaudita en estos predios, antiguos dominios de Monseñor Uribe Vélez.   Los cuatro tienen capitales electorales probados, una buena mordida en la franja de opinión, y sendas administraciones bien reputadas. Si fue un fenómeno mediático, habrá que abonarle que produjo tres millones y medios de votos, más que el partido liberal, el conservador, y el Polo.

Lo que ahora creo es que no era un equipo, ni de gobierno, ni de elecciones, ni ético. No era más que la reunión de unas vanidades políticas sin mayor cosa en común, salvo el aliento verde por el poder.

Ahora que nos aprestamos a elegir Alcalde de Bogotá, después del bestiario populista de carrusel de los hermanos Moreno, Mockus –el fundamentalista como lo llama Alejandro Gaviria – se paró en la raya y dijo: me sostengo en que no todo vale. No me van a ver en la misma tribuna con Uribe, un ciudadano bajo sospecha. Si Peñalosa quiere ser el candidato de Uribe que se vaya para la U. No le importa a Mockus salir de los Verdes, dejarles ese cascarón usado y arriesgarse – sin confirmación – a ser candidato a nombre de algún movimiento ciudadano. Peñalosa – que según algunas encuestas triunfaría en Bogotá aun sin Uribe – dijo: hay que pensar en Bogotá, la ciudad está por encima de consideraciones partidistas. Con el apoyo de Uribe ganamos las elecciones, debió haber sido su cálculo. Que podría ser acertado y confirmarse, aunque Uribe nunca haya puesto Alcalde en Bogotá.

Por su parte, Liberalucho Garzón, en la mitad, tenía tres opciones: quedarse con el fundamentalista Mockus, con Peñalosa el flexible, o quedarse solo. La primera opción la descartó, porque siendo casi un animal político es impotente frente al instinto, así que optó por un giro conciliador, una versión edulcorada del “todo vale” electoral. Quedarse solo, ni riesgo. Es demasiado viejo para comenzar a abrir trocha, como le está tocando a Petro.

Peñalosa que es un liberal y piensa como un liberal, no ha hecho más que lo que tenía que hacer. Convertirse en el candidato de Monseñor. Aún sin medir los riesgos electorales que entraña la ola de mierda que ha salpicado a toda su pandilla y a él mismo. Garzón está convencido que con la pandilla de la U, le irá mejor que con los muchachos Verdes. Pasó de ser un dirigente de los “girasoles” a ser el candidato de la “burundanga”. Mockus, hace valer su fuero ético, por encima del éxito político, que le está en buena parte negado por su propio carácter. Seguramente ya nunca más sea alcalde de Bogotá, pero sin duda será recordado. De las verdes pasará a las duras y a las maduras. Y Liberalucho tendrá asegurado un buen cargo en la administración Peñalosa. En su madurez ya no necesita de los Verdes. Además “Mockus no es el único ético”

1 comentario

Jaime -

PAra q suene mejor: "Garzón está convencido que con la pandilla de la U, le irá mejor que con los muchachos Verdes. Pasó de ser un dirigente de los “girasoles” a ser el candidato de la “Adormidera” otra flor, pero de la que se saca la burundanga."
Interesante artículo, mi amigo