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Alberto Rodríguez

Bluff

Bluff

Voy a partir de un supuesto, la “invasión gringa a Venezuela” es un bluff. No quiero decir, que ni en la izquierda ni en la derecha de los países de la región y en USA, no haya grupos que insistan en tener la opción de fuerza sobre la mesa, y otros que denuncian una posible agresión del país de la política de las cañoneras. Aun así, es un cañazo. La señal más evidente: “5000 tropas a Colombia”.

USA está de salida de Irak y Afganistan, lo cual es un error estratégico para ellos. Pero, dice Trump, que ya derrotaron a Isis y que han entrado en conversaciones con los talibanes para una transición pacífica. Y además que regresar las tropas era un promesa de campaña. Así que no tendría mayor sentido político abrir un frente militar en el patio trasero para desalojar a Maduro.

Para hacerlo, Trump necesitaría una aprobación del Congreso que como están las cosas no tendría mayores probabilidades. La caja no está para financiar otra guerra en el lugar donde hay más petróleo en el mundo, contra una Venezuela que tiene militarmente, más capacidad táctica que la que tenían Irak y Afganistan, cuando fueron invadidas.

Pensando en reelección, una guerra  no es buena propaganda para Trump, aunque sí para los demócratas. Putin está pasando por la peor crisis económica y política que le ha significado un bajonazo de popularidad, al punto que si mañana fueran las elecciones, perdería. No es el momento para embarcarse en ninguna cruzada militar para apoyar a un grupo mafioso enquistado en el poder. De hecho siete compañías rusas de petróleos que tenían negocios en Venezuela, se han ido del país, buscando preservar sus intereses privados.  Pero, ante todo, no se necesita una solución de fuerza, cuando la estrategia del “presidente interino” fraguada por el Grupo de Lima, el Departamento de Estado y la OEA, les ha resultado tan bien. Debilitaron a Maduro con algo muy sensible, el hambre y las necesidades no satisfechas de la población venezolana y unieron a la oposición, fuera y dentro de Venezuela.

La ayuda humanitaria es una compota envenenada, a ninguno de los donantes les interesa, por encima de todo, salvar vidas humanas. Se trata de una estrategia de humillación a la tiranía, entrar  a salvar con comida sobrante del ejercito de USA, a los venezolanos, de la “revolución bolivariana”. Atizar el conflicto interno entre grupos de hambreados y la Guardia Nacional y la policía. Mostrar a una “revolución” que mata a sus hombres y muchachos en las fronteras. Y dar cuenta del deslizamiento diario de miembros de las fuerzas armadas  que se pasan del lado de Guaidó y cruzan la frontera. La deserción como trofeo. Lograron que más de cincuenta países reconocieran a Guaidó, apretaron todas las clavijas económicas y comerciales que pudieron para quitarle oxígeno a Maduro. Saben que es una cuestión de tiempo.

 La estrategia de asfixia, humillación, de agresión simbólica tan dura contra la “revolución”, es un efecto propagandístico más devastador que un bombardeo selectivo sobre los aeropuertos militares. El espectáculo del paramilitarismo motorizado de Maduro reprimiendo a cientos de venezolanos que marchaban a la frontera en busca de comida y medicinas, tiene el poder suficiente, para causar más daño, que una acción de comando.

 Mañana la tensión aumenta, para darle argumentos al bluff, Trump envía a Penn a Bogotá para conversar con el Grupo de Lima, una señal de amenaza, que refuerza la idea venezolana de que la ayuda humanitaria es la punta de lanza de la invasión. Ahora que fracasado el plan de meter la compota envenenada a Venezuela, seguirá el plan B, seguramente menos amistoso. Recuerden, Trump tiene plan C,D,E y F.

Díaz Canel se refirió hoy a Duque como un payaso, ayer Maduro lo llamó de la misma manera. ¿Qué cosa es tan graciosa de Duque que hace que cubanos y venezolanos rían de él? A mí me parece que no hace nada gracioso, qué payaso se sostendría sin hacer algo gracioso. Él es un señor bien puesto que hace la tarea, cumple las agendas de Washington, rompe los protocolos de paz, declara la guerra al ELN, dinamita la JEP, rinde cuentas cumplidas a su presidente eterno y siempre dice sus oraciones antes de dormir.

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