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Alberto Rodríguez

La balada de Iza

La balada de Iza

Magda Szabó pertenece a la estirpe de escritores húngaros de la que hacen parte, Imre Kertezs, premio Nobel del 2002, Sandor Marai, Margit Kaffka y Attila Josef. Magda es una escritora del siglo XX, en sentido lato. Comenzó a escribir en entreguerras y en la Balada de Iza, nos entrega una novela con los tres atributos clásicos que definen el género: la lentitud, la construcción y la profundidad.

La balada de Iza es una historia cuyo personaje principal es una vieja viuda, de origen campesino, ajena a los electrodomésticos de la modernidad. Es una mujer de otra época, con sentimientos de otra época, a la que la viudez enfrenta a la más agreste y última de las soledades. Durante toda la novela está más cerca de la muerte, que de la vida. Es una mujer arquetipo, que recrea a las mujeres no sovietizadas, que llegado el otoño deben sentarse a ver caer las hojas muertas.

Un núcleo de familia con mascota. El presente de referencia es 1960. A mitad del periodo en el que el país se sovietizó y la ocupación se encargó del país; se importó una ideología y la vida necesariamente debió cambiar. Vince, el padre de Iza, es la víctima. Su independencia como juez le costó el ostracismo en su propio país. Y eso condenó a su familia a la pobreza, la excluyó de las ventajas del socialismo de ocasión.

Iza es la mujer moderna, a quien tocó en su juventud comenzar a ser en un nuevo modelo de educación, de profesión, de cultura, amor, familia y sentimientos. Ella encarna a la mujer húngara formada en la sovietización. La de ideales férreos, el proyecto de vida, independencia toda costa, frialdad en las decisiones, y lo práctico como norma.

Muerto Vince, la primera víctima, el escenario queda para que la antigua Hungría de las mujeres viejas y la nueva Hungría, de la generación de sus hijas, se enfrenten en un intento de hacer posible una vida.

La muerte de Etelka, su relato, es de los mejores pasajes que recuerde, que a decir verdad ya no son muchos. El personaje abandona la calidez y el resguardo de su antigua casa, que ha comprado su antiguo yerno, para salir a un “viaje al fin de la noche”, más allá de la noche, entre brumas espesas como las del Castillo y camina hasta perderse como una forma de estar cerca de él, en una atmósfera completamente kafkiana, un edificio en construcción, y sin saberse cómo suángel espantado vuela lejos de ella y ella sigue sola.

Para lectores acuciosos, ávidos de interpretación, Szabó divide la novela en cuatro partes y en el siguiente orden: tierra, fuego, agua, aire. Para lectores simbólicos es un potosí. Encontrar, por ejemplo, que la tierra es el pasado de donde todos venimos, la muerte es el fuego que purifica la vida, el agua es Budapest, la ciudad líquida de Bauman, y el aire, el elemento de los ángeles.

 

1 comentario

Alston E. Newball -

Una buena actualización sobre los últimos libros.