Mayo 68. American psycho y Emma González
Una sobreviviente de la masacre de la secundaria Marjory en Parkland. “Tengo 18 años y soy bisexual”. De la generación Z (nacidos en el siglo XXI). Latina, de origen cubano, apariencia andrógina. Salió con cuatro más en la portada de TIME, con una palabra sobrepuesta: ENOUGH
Fue ella la que se paró pocos días después de la masacre en una tribuna desde donde le dijo a Trump que si viniera a decirles que lo siente mucho, ella le preguntaría cuánto le pagó la Asociación Nacional del Rifle. No más negocio a costa de la vida de estudiantes en todo el país. Es suficiente. Exigió.
“Soy tan indecisa que no puedo elegir un color favorito, y soy alérgica a doce cosas distintas…pero ya nada de eso me importa”, escribió Emma González en Harper’s Bazaar.
Pero la causa “suficiente” de Emma y un grupo de chicos a favor de la vida, en cambio de haber sido tomada como la iniciativa de oxigenar una causa colectiva para preservar con vida a las estudiantes de América, también fue leída como anuncio del mal. “No más pensamientos y oraciones, es hora de tomar acciones” le dijo Emma a Trump, en su discurso. Lo único que reclaman es que no los maten más, que se salve la vida en las escuelas, que los chicos y las chicas representen para América un valor por encima del valor de mercado. Una causa para evitar que más escolares sigan siendo víctimas del American psycho.
Los anticastristas dijeron, esa Emma es comunista. De lo peor de la condición humana. Y a los medios reprochan hacer eco al discurso comunista. El alma macartista de América sigue viva en el alma de una gente que ni siquiera nació aquí, vino a refugiarse desde Cuba.
Se puso en la mira de los bloques de supremacistas blancos que asimilan a Emma con el “mal latino”, una mujer de una de esas “razas de mierda”, como diría Trump. Un ser inferior que ha sido capaz de pedir control en las armerías y que con insolencia se atreve a decir, qué es suficiente para América.
Jesse Hughes, el vocalista de Eagles of death metal, la banda que sobrevivió al ataque en la sala Bataclán de París en noviembre de 2015, también condenó a Emma. La acusó de traidora y de buscadora de imagen. Vitrinera.
No gustó a los cientos de miles de grupos de oración y comunidades espirituales de América, que Emma no quiera más oraciones. Es algo depravado, impío, que nos aleja de la salvación. No importa, que lo que Emma esté pidiendo, sea la salvación de los estudiantes en esta vida.
No gustó en la Casa Blanca, el anticomunista, machista, racista, mafioso, todopoderoso, lujurioso, mentiroso, bufó sin decir mucho. ¿Qué se ha creído? Una puta latina que habla duro y habla claro a la que los medios están inflando para joderme.
No tuvo buen recibo en la Asociación Nacional del Rifle. Los miembros de la junta se miraron entre sí y pasaron al siguiente punto en el orden del día.
A cincuenta años de la revolución de mayo 68 en París, suena bien que desde los Estados Unidos, una voz femenina disidente, un contra poder desarmado, una fuerza simbólica de muchas personas, digan algo así como, alto al mercado, paso a la vida. Y con la fuerza multiplicadora de la imaginación en red se levantase una polvareda a favor de la vida. En USA, en Siria. En todos los países.
A exactos cincuenta años de mayo del 68, Ema González celebra, aun sin ser consciente, la prohibición a prohibir la vida, que el mercado de armas sostiene por encima de cualquier consideración humana. Si con sus palabras le prende fuego al mantel, está bien, que se dañe el almuerzo. América sin armas.
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