1916-2016: una felicidad pesimista
1916: Un año bisiesto que comenzó un sábado. El segundo año de una guerra que envolvió al mundo, la primera que se hacía por el reparto económico global. El mismo año, en que Albert Einstein publica la Teoría General de la Relatividad. Al parecer la guerra no interrumpió la tarea del profesor Einstein. Quizás nada habría evitado que el hombre que más cerca ha estado de encontrarle el truco a los dados de Dios, la hubiera notificado al mundo, que por supuesto no se notificó, más allá de la comunidad científica, el 20 de marzo. Un mes después estalló la revolución de independencia de Irlanda, con el Levantamiento de Pascua. Al siguiente mes, USA invade militarmente a República Dominicana, en donde va a permanecer por ocho años. Un mes después entra en vigencia la ley seca en USA. Al siguiente mes Rumania declara la guerra a Austria-Hungría, e Italia a Alemania. En noviembre comienza el reparto agrario de la revolución mexicana. Y el 30 de diciembre, unos nobles cobardes y celosos asesinan a Rasputín en la Santa Rusia.
En 1991 la banda británica Motorhead lanzó su disco 1916, basado en una canción que habla de la guerra, titulada Love me for ever.
2016: un año bisiesto que comenzó en viernes. Iniciamos con la amenaza terrorista de Daesh, un ejercito yihadista radical de orientación wahabita que ha tomado territorio en Irak y Siria. Hace apenas unas horas han dado a conocer el video del ajusticiamiento de cinco espías británicos. Una amenaza global con las tácticas y las armas más impredecibles e inescrutables. Una declaración sobre cambio climático en París, a finales del año pasado, que si bien no tiene condiciones para ser efectiva, revela el grado suicida de conciencia que los países han tomado sobre el efecto térmico acelerado en el mundo. América Latina en recesión económica. Europa con una crisis económica semilarvada, que ha encontrado dos vías de tratamiento, la solución alemana: salvamento financiero, reciclaje de deuda y especulación bancaria; y la “solución” griega: países que quiebran. USA con una derecha envalentonada, agresiva y fanfarrona, que está poniendo en juego, por acción del debate electoral, el futuro político internacional de USA. Donald Trump en la Casa Blanca, sería como Nicolás Maduro en Miraflores. China maquinando a todo vapor su lenta y paciente estrategia para tomarse el mundo. Barril de petróleo a 38 dólares. Y una crisis definitiva de las ideologías. Y como si fuera poco, el año de la “profecía Hawkins”.
El 2016 en Colombia será el año en que se firme el acuerdo para la finalización de un conflicto, de casi cincuenta años. Y con la ambientación, apenas oportuna de haber sido declarados, otra vez, los colombianos, como la gente más feliz sobre la tierra.
Con sorpresa, o quizás con un poco de tristeza, se comprueba que esa felicidad colombiana parecería darse a pesar del poco optimismo que revelan tener los colombianos, en la misma encuesta. Somos felices, pero nuestras esperanzas en el 2016 están por debajo de la media internacional de optimismo. Tal vez somos felices, precisamente por no ser optimistas, o porque la colombiana, es una felicidad pesimista.
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