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Alberto Rodríguez

Pájaros & Cacerolas

Pájaros & Cacerolas

En las elecciones del siete de octubre del año pasado, el Generalísimo, hoy ascendido a santo, le tomó a Capriles once puntos porcentuales de diferencia. Ayer Nicolasito apenas le sacó un punto porcentual largo. ¿Qué se hicieron los votos del Generalísimo? El millón de votos que ganó la oposición, es más o menos el que perdió el chavismo. El finado todavía no hace milagros. Su mano - desde el más allá - metida en la elección  de Pachito el Che, fue apenas un ademán.

El chavismo se quedó con el poder perdiendo electoralmente. La abstención puso su parte de castigo. ¿Chavistas que no votan por Nicolasito? Colegios electorales solitarios, mesas sin votantes. 3200 irregularidades electorales reportadas al Consejo Electoral. Capriles pide reconteo, como un derecho electoral que puede pedir cualquiera, en los términos constitucionales que acreditan una sociedad democrática, pero el Consejo, en el mismo acto en que concedió las credenciales a Nicolasito, le negó el derecho al reconteo, que al menos medio país electoral está pidiendo. Si los chavistas quieren fortalecer la oposición, niéguenle los derechos constitucionales, denles armas efectivas.

La única razón por la que el gobierno a través de su Consejo Electoral niega el reconteo, es porque no está seguro del resultado. Deberían como medida ejemplar hacer un reconteo con observadores electorales internacionales, para demostrarle al mundo su legitimidad, el respeto al derecho y la transparencia con que llega el nuevo gobierno.

Nicolasito está en aprietos. Malo si acepta el reconteo y peor si no lo acepta. Con más de siete millones de votos, electoralmente de tú a tú, habiendo ganado en ocho estados, Capriles está en condiciones de darle cacerola al pajarito de Chávez, que no es otro que Maduro.  

En el país de María Lionza, el indio Guaicaipuro, el Negro Primo y José Gregorio Hernández, no es extraño que Hugo Chávez ya tenga su iglesia en el 23 de Enero, y haya sido elevado por el fervor popular a la condición seglar de santo. Como Maradona en Argentina. Fue capaz de hacer nombrar Papa, pero no fue capaz de hacer ganar las elecciones a sus propias huestes, al mando de Nicolasito. Un bobo bravo, que busca encarnar al Generalísimo, en los gestos, la voz, la elocuencia, los malos chistes y el vestido. Una caricatura travestida del poder.

El único que ha aceptado el resultado en lo que políticamente suponen para la gobernabilidad de Venezuela, es Diosdado Cabello, quien salió a pedir rectificaciones frente a los errores. Lo que bien podría ser el comienzo de una división anunciada entre las dos alas del chavismo. Un disparo en el concierto.

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