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Alberto Rodríguez

El venenoso premio Nobel de la paz

El venenoso premio Nobel de la paz

Héctor Abad titula Europa, Europa, para hablar del Premio Nobel que se le acaba de entregar a la Comunidad Europea, valga decir a la zona euro. Y como un caballieri sale a la defensa de los logros científicos, artísticos y humanísticos, antes de declarar que a pesar de todo, Europa es vanidosa y arrogante. Tan vanidosa que se da el premio a sí misma. Es la primera vez que tal cosa ocurre. Suecia, el país oferente, fue obligada a adscribirse a la zona euro.

Que la zona euro se haya dado a sí misma el premio Nobel de la Paz, es insólito, si los suecos no fueran serios, se pensaría que es un pésimo chiste. Se premiaron, igual que como Napoleón se coronó. Premiaron a la segunda exportadora de armas en el mundo, a la que se quedó tranquila en platea, observando la masacre de los Balcanes en los noventa, a la que se asoció con Bush para su delirante campaña del desierto, en Irak. La que no ha hecho nada efectivo ni creíble en Siria. A los que se asociaron con Gadafi para hacer negocios. A los que bendijeron el apartaheid en Suráfrica. A los responsables de la crisis económica que hoy tiene a la zona euro en la sin salida económica. Premiaron a la Europa de los banqueros, los vendedores de armas, los monopolistas, los industriales, los políticos.

A  las mayorías, de los 320 millones de almas de la zona euro, desempleados, lanzados a la economía informal, endeudados, en mitad de una burbuja que comenzó a reventar en Grecia, Irlanda, Portugal, España, el Premio les importa un bledo, por ellos, la zona euro bien puede metérselo por el culo.

Termina Héctor Abad su editorial (14-10-2012) diciendo que a pesar de ser vanidosa y arrogante, Europa ha hecho algo excepcional, después de la primera guerra que dejó 16 millones de muertos, y la segunda, que dejó 55, “ha visto el periodo más pacífico de la historia”. Paz dentro de las fronteras, porque en la guerra fría y la posguerra fría, no ha hecho más que incitar y negociar en guerras ajenas, más allá de las fronteras. Y no es que quienes creemos que le premio es una broma bizarra, queramos regresar a los estados nacionales, es que el costo de la paz europea para el mundo es muy alto.   

 

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