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Alberto Rodríguez

“O sobra un pueblo o falta un Estado”

“O sobra un pueblo o falta un Estado”

En el 2010 Obama dijo que esperaba que para el 2011 Palestina fuera miembro pleno de Naciones Unidas. Hoy dice que no, que primero es necesario resolver el conflicto con Israel, en la mesa de negociaciones. Como si tuviera solución. Colombia en un acto de lambonería diplomática y sumisión política, acogió la misma posición, que con mucha consecuencia, hay que reconocerlo, ha tenido para con la posición norteamericana, desde 1947, cuando se discutió la creación del Estado de Israel, el socio militar y comercial más importante en cercano oriente, tanto para Colombia como para USA.

El Santico tiene cojones para venir a hablarnos de la independencia de la política internacional de Colombia, como si no supiéramos que su pragmatismo, no es más que el instinto de negociante al servicio del Estado, más exactamente, de quienes controlan el Estado. La presunta independencia es un mito, porque primero son los negocios y después los principios, la doctrina Santos.

Es una absoluta canallada, de la peor mala leche,  supeditar el derecho de Palestina a ser un Estado, al ánimo y los negocios de los halcones judíos, en una mesa bilateral. Mientras hablan de negociación, azuzan los asentamientos en Cisjordania y mientras hablan de planes de paz, asaltan como piratas, los barcos humanitarios que buscan llegar a Gaza con ayuda internacional.

Para USA, Israel representa la última fuerza de contención contra el islamismo radical. Perdido Egipto, solamente Arabia e Israel, cumplen el papel. Por lo que el origen de los argumentos con que Obama se opone al Estado palestino, tienen que ver menos con sanas motivaciones transaccionales, que con razones militares y geoestratégicas. No habiendo en la contienda una fuente importante de recursos naturales, como petróleo, la última y más seria preocupación, de quienes se oponen a la creación del Estado palestino, es que una vez constituido caiga bajo el control de Hamas. Entonces tendrían un Estado enemigo constituido en mitad del territorio judío.

Mahmud Abas vino a Colombia para hablar con el Santico y con la Señora Holguín. Con la mayor elegancia bogotana le negaron el voto a favor, repitiendo el mismo argumento que Obama le dio a Abas en la Casa Blanca. Condenándose a ser el único país en América Latina, que subordinado a una política exterior, le niega el mismo derecho a un pueblo, que reclama para sí mismo.

La prueba de la canallada internacional contra los palestinos, es que al subordinar su aspiración a ser Estado al vaivén de los intereses de la contraparte judía, violan el principio de igualdad entre los pueblos. ¿Con qué argumento se puede negar un mismo país, que reconoce el Estado de Israel, a reconocer un Estado palestino? El nudo gordiano de la canallada, después de sesenta años, sigue siendo no haber pactado el derecho a los dos pueblos en la antigua Palestina, a tener cada uno su propio Estado. El peor crimen que la comunidad internacional ha cometido contra los palestinos, es haberlos tratado siempre, como parias en su propia tierra.

Ayer precisamente, la Cámara de representantes de USA votó a favor del TLC con Colombia. Es demasiado coincidente, que justamente después de la visita de Abas, con una oposición de más de cuarenta votos, se le haya dado vía libre a los negocios preferenciales con Colombia.

Tanta obsecuencia debe dar frutos. Ahora el Santico tendrá abierta la puerta para hacer buenos negocios, aun a costa de llevarse por delante a muchos de los productores del campo, a los sectores no competitivos, a los que no tienen infraestructura y - en general - a los que no están en la agenda preferencial del TLC.

Porque el TLC sigue la norma de los negocios en el capitalismo, cuando a unos les va bien, es porque a otros les va mal. La insania diplomática conque Colombia se plegó a los intereses políticos de USA e Israel, se ve incidentalmente recompensada, con las ventajas costosas de un pacto comercial.

El viaje de Abas se perdió.         

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