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Alberto Rodríguez

Entre la extradición y la candidatura

Entre la extradición y la candidatura

Una orden de extradición por violación de soberanía y genocidio, podría ser una buen motor de campaña, si Santos fuera candidato. Una ola de sano nacionalismo uribista sería capaz de conseguir los votos para hacerlo Presidente. No siendo candidato, la acusación que acredita extradición, no le da puntos a él, sino al Patrón.

 

El juez tercero de Garantías Penales de Sucumbíos, Daniel Méndez, pidió al presidente de la Corte Nacional de Justicia (CNJ), José Vicente Troya, iniciar un proceso de extradición en contra de Santos. Recae también sobre el sujeto, una orden de detención preventiva por la autoría intelectual del bombardeo del primero de  marzo de 2008 al campamento de Raúl Reyes en Angostura, en el cual fallecieron 26 personas. El presidente de la Corte Nacional de Justicia, José Vicente Troya, aceptó la solicitud.

 

¿El Santico si tendría las uñas y las agallas para ser autor intelectual de algo? ¿Cómo se las ingenió Monseñor para decir que el bombardeo no fue un acto de terrorismo contra el terrorismo? Fue, dijeron en su momento, un acto de defensa preventiva, del que no se informó a Correita, porque seguramente habría fracasado la operación. El terrorismo tiene une estatuto internacional, a pesar de lo cual los miembros de Unasur no reconocen a las Farc como terroristas. Con lo cual el ataque colombiano, no es aceptable como parte de la lucha contra el terrorismo. Es la violación de la soberanía  ecuatoriana, con fines delictivos: homicidio.

 

La lógica judicial del Juez Méndez tiene un doble sentido. Es una lógica aplicable al Gobierno colombiano o a las Farc. Una lógica que se aviene al hecho de que cualquier violación de soberanía, de territorialidad, debe ser juzgada y condenada. Pero de otro lado tiene un inocultable sentido de la oportunidad política, tan eficaz como arrojar gasolina sobre las brazas del conflicto colombo ecuatoriano. Precisamente  cuando Quito y Bogotá preparan una reunión de cancilleres el 9 de octubre, para restablecer las relaciones.

Juan Manuel Santos en el patio de la carcel municipal de Sucumbíos, en la amazonía ecuatoriana, purgando pena de por lo menos 50 años, por la autoría intelectual de la masacre del campamento de Raúl Reyes, sería tan aleccionador como paradójico. Si se tratara de un limpio juego de justicia, la órden de extradición debería ser contra Monseñor Uribe. Si se tratara de lucha contra el terrorismo, la diplomacía debería haber resuelto el asunto hace tiempos. Pero es que no se trata, ni de lo uno ni de lo otro.

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