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Alberto Rodríguez

Veinte años no es nada

Veinte años no es nada

Pekín.- El día anterior a la celebración transcurrió entre espesas oleadas de niebla. Pero durante el desfile el sol abrió como un león estirado sobre un cielo azul cobalto sin una nube, un cielo de primavera roja. El partido ordenó al Ejercito Rojo manipular el ambiente, así que sus aviones salieron en la noche a limpiar el cielo con químicos, como lo habían hecho durante los Juegos Olímpicos.

El 4 de junio se cumplieron 20 años de la masacre de Tian´anmen. Los muertos no se contaron, no se dejaron contar, el ejército los levantó sin ceremonia,  los medios de comunicación fueron censurados. El Partido Comunista Chino (PCCh) ordenó a su Ejército rojo disparar contra una multitud de más de cien mil personas que había ido a pedir libertad de expresión, democracia y freno a la corrupción. Mil estudiantes se habían declarado en huelga de hambre desde el 13 de mayo, en el mismo lugar en donde ayer hubo una  exhibición de fuerza de potencia en ascenso, un milimétrico y agresivo espectáculo militar que vieron 100.000 adultos y 80.000 niños. El Presidente Hu Jintao en su discurso dijo: "sólo la reforma y la apertura pueden asegurarnos el futuro”. Junto a la puerta de Tian´anmen, en cuyo balcón Mao proclamó el primero de octubre de 1949 la República Popular de China, desfilaron como robots 8.000 soldados de elite, 150 cazas de última generación, 1000 tanques Tigre,  500 vehículos artillados y un carnaval frío y riguroso de misiles tierra-tierra capaces de llegar a Washington. Pekín había sido tomada por las fuerzas de seguridad, y el centro permaneció cerrado para la sociedad civil. Bien distinto a hace sesenta, cincuenta, y hasta treinta años. El movimiento del 4 de junio se inició con las protestas de intelectuales, estudiantes y obreros por el fallecimiento de Hu Yaobang.

Lo de ayer fue una parodia de nuevo rico, una parodia costosa  de los desfiles kitsch de Nikita Jruschov, Kim Il-sung o Ho Chi-minh. El cielo fue conmovido por escuadrillas apenas visibles de cazas fabricados en casa. Hu Hintao -  acompañado del ex presidente Jiang Zemin – fue ataviado con un traje parodia, el gris rojo del Presidente Mao, pasó revista a los soldados en una limusina parodia "Bandera Roja", el auto favorito del Gran Timonel.

El sistema chino se autodefine en su constitución como “… un Estado socialista de dictadura democrática popular, dirigido por la clase obrera y basado en la alianza obrero campesino… ”. Dirigido por encima de todas las clases, hay que decirlo, por el todo poderoso PCCh, una oscura y tenebrosa organización  que controla el ejército más grande del mundo, 2.3 millones de hombres en armas.

Al autor del milagro chino – el socialismo por vía del capitalismo – el innovador tío Deng Xiaoping, jamás le importó el color de los gatos, con tal de que cazaran ratones. Qué importa, pues,  el color constitucional, el del pensamiento político oficial y el da la ideología, si China aprendió a cazar ratones,  grandes y chiquitos que corretean por occidente y oriente.

 

1 comentario

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Me dio miedo eso de 2 millones de hombres en armas.... arff