La extradición de los ventiladores
A Uribe, al Gobierno, a los políticos que están encerrados y a los que todavía están libres, a los manzanillos regionales, a los gachupines de la conspiración, a todos los artífices de la parapolítica, les conviene que catorce jefes paramilitares hayan sido extraditados.
Que los gringos – que también conocen de prácticas corruptas en la justicia - hagan el trabajo de sacar de circulación a los antiguos socios políticos del combo uribista, está bien. Y la razón es simple, porque a ninguno de ellos les interesa que digan la verdad y reparen. Entre otras cosas, por que tampoco ellos dicen la verdad ni reparan.
Violaron todos los derechos humanos posibles de violar, sostuvieron el negocio a sangre y fuego durante una década, hicieron una narco reforma agraria, se hicieron hacer una ley de justicia y paz contra medidas, y hasta fueron al Congreso, estrenando corbata, para decirles a los honorables, que los aplaudieron vehemente al final, que estaban dispuestos a hacer la paz.
Uribe queda muy bien con los gringos. “Allá les mando a esos bandidos para que les apliquen la ley”. Los políticos descansan de tan incómodos desmovilizados, que comenzaron a decir algunas verdades solo cuando ellas adquirieron un valor de uso extorsivo. Aquí no se los necesita más. Más grave que no haber dejado de delinquir desde las cárceles, es que prendan los ventiladores que vibran como las motosierras.
El gobierno queda oficialmente bien, porque les remite el paquete a los gringos y hace cumplir la ley. Pero desde luego, no es que con la extradición se haya hecho fracasar la ley de justicia y paz. La ley por sí misma es un fracaso, no solo porque hubiera sido hecha a medidas, sino porque no fue diseñada para hacerlos decir la verdad ni obligarlos a reparar.
La ley de justicia y paz siempre fue un arma de doble filo, con la extradición lo que se ha conseguido es desconectar, hasta donde se pudo, el cable entre la verdad extorsiva y los ventiladores paramilitares.
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