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Alberto Rodríguez

Un negocio entre ricos

Un negocio entre ricos

 El Coronel socialista, en su informe anual a la Asamblea Nacional de Venezuela, pidió reconocimiento de insurgencia para las FARC y el ELN, al gobierno de Colombia. Tres horas después los comentaristas colombianos ya estaban develando la siniestra alianza política entre las FARC y Chávez, en el marco del proyecto global bolivariano. Tienen, coinciden casi todos, un proyecto político para Colombia financiado con petróleo y narcotráfico, el eje Chávez-FARC. De facto Chávez ya dio reconocimiento de insurgencia a las Farc, habla con ellas como si fueran Estado. Para él las pruebas son contundentes: son un ejército, tienen un proyecto, una territorialidad y visten camuflado.  El siguiente paso es abrirles una oficina en Caracas.  

 El negocio es claro. Las FARC le entregarían a Chávez, a Consuelo y a Clara, a cambio de que Chávez hiciera de vocero internacional para el reconocimiento de su condición de insurgentes, como primer paso para hacerse sacar de la lista de terroristas. Hay quienes creen, que aún así, Chávez no se salvó de la cuenta de cobro. Si quería tener un show con las dos señoras, tendría que pagar. Pero qué más da si el barril de petróleo ha llegado al cielo de los cien dólares. Es una negociación entre ricos.  Chávez habiendo conseguido en seis meses lo que Uribe no ha conseguido en cinco años, y no conseguirá mientras sea Presidente, pretende golpear a Bush, dándole un directo en la quijada a Uribe. Los Estados Unidos no quieren que la guerra en Colombia termine, porque su negocio son las guerras.   

La operación rescate estuvo completamente en manos de un oscuro y castrense personaje: Ramón Rodríguez Chacín, - un peligroso cruce bolivariano de Montecinos y José Obdulio - implicado en una investigación criminal en Venezuela. Al momento de recibir de manos de una unidad de las FARC a las dos secuestradas, les dijo: sigan adelante, tengan fe, estaremos pendientes de ustedes. Dicho eso por el Ministro del Interior de Chávez, no hace falta ser un comentarista, para imaginar la manguala, que Chávez siempre negó.   Pero los bocones, aunque causan estruendo, no siempre son eficientes. Se equivocó el Coronel al mostrar las cartas en la Asamblea Nacional, al día siguiente de haber recibido a Clara y consuelo en Miraflores. Se equivocó Rodríguez al haber expresado su sentir político respecto a las FARC, aunque dirá él, si el Presidente Daniel Ortega de Nicaragua, se refiere a Marulanda, como su camarada y su hermano, qué más da pedirles a las FARC, que tengan fe, para que todo salga bien.  

  Uribe, entre tanto, acompañado de su José Obdulio, del Mono Holguín, y los Santos, apenas si alcanzó a emitir un comunicado de prensa, en el que a falta de cualquier iniciativa política y diplomática, tratándose de un asunto grave de intervención el los asuntos de Estado, vertió un suave chorro de babas santafereño.     

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