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Alberto Rodríguez

“Dos, tres, muchos Viet Nams”

“Dos, tres, muchos Viet Nams”   La guerra en Irak estaba perdida desde el comienzo para los Estados Unidos, porque ya pasaron los tiempos en que las ganaba. El gobierno impune y criminal de Bush lo está patentando. No había, no hay y no habrá como ganarla. Dijeron que iban a implantar la democracia cuando la verdad es que lo único que les importaba era el petróleo. Entraron con el argumento de que había armas químicos, y no las había. Entraron por Osama y Sadam. Encontraron a éste en un hueco,  lo colgaron (hablar de un juicio es desproporcionado) y lo único que logaron fue que el avispero islámico cobrara proporciones bíblicas y que el pueblo irakí los odiara más. A Osama jamás lo encontraron. Creyeron que la cosa era poner un virrey, tener un gobierno “amigo”, meter algún dinero para la reconstrucción y normalizar la industria petrolera. La fórmula de los gobiernos norteamericanos para “implantar” la democracia tendrá que ser revisada a futuro, si de algo ha de servir todavía.  Una retirada no va a modificar la situación, salvó quizás en la reducción de costos y la disminución de la presión del pueblo norteamericano contra un gobierno que lo metió en el fangal. Los Estados Unidos podrían salir mañana y eso no modificaría la estructura de la confrontación política y militar dentro del Islam, en nada cambiaría el curso terrorista, ni la pugna ancestral. Pero en cambio haría ver - a quienes todavía no han visto - que la guerra de Bush fue una estupidez, muy propia de él, porque además de carecer de cualquier causa justa, estaba asentada sobre un error estratégico de apreciación. 

Pero una retirada, posiblemente no ocurrirá hasta que un gobierno demócrata esté en la Casa Blanca. El “honor petrolero” de Bush – mientras siga gobernando - no  aceptará bajo ninguna circunstancia una retirada, ante de que se haya terminado “de implantar la democracia”. Pero si eso es posible, no serán otros que los propios iraquíes quienes puedan hacerlo, sin necesidad de que una potencia militar decadente, con 170.000 hombres en terreno, venga con las armas a llevarle la libertad al pueblo más antiguo de la tierra. 

El destino de Irak es la balcanización. Las legítimas demandas de los kurdos están vivas, también las de los chiítas. Siria no duerme, es un vecino de cuidado, aliado de Irán y con sus manos metidas en el conflicto del Líbano. Irán acumula recursos atómicos. Afganistán se desestabiliza velozmente a medida que los poderes locales se fortalecen, a pesar de la cruzada norteamericana por llevarles, también a los afganos, la democracia. 

      

       Lo único que logró la invasión norteamericana a Irak fue que se destapara la caja islámica de Pandora. El gobierno de Bush, el más estúpido, torpe y criminal, se tiene bien merecida la derrota, aunque  ella también signifique la desgracia de cientos de miles e familias, a las que la guerra les destruyó la vida a causa de la “democracia”. 

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