La canallada bolivariana
Pérez Jiménez también cerró medios. Rojas Pinilla clausuró el Tiempo y el Espectador. La caída de Anastasio Somoza comenzó cuando el régimen asesinó a Chamorro que dirigía la prensa de oposición. Pinochet cerró diarios, quemó el Quijote, intervino las frecuencias. El domingo 27 de mayo a las doce de la noche emitió Radio Caracas Televisión (RCT) por última vez. Fue clausurada por el gobierno del Coronel Hugo Chávez. Guardadas proporciones es como si en Colombia el gobierno cerrara a Caracol televisión. Un acto contra la libertad de expresión - por la razón que sea - no deja otra impresión a la comunidad internacional que de debilidad del gobierno frente a la oposición de los medios. Hay que acallarlos porque dicen y muestran cosas que es mejor que se sepan en una versión oficial. El Coronel Chávez dio dos razones para el cierre. Porque RCT es fascista y golpista. Sería muy decente que los códigos criminales de todos los países tipificaran el fascismo como delito. (Ignoro si en el código penal venezolano está como tal). En ese caso se detendría a los miembros de RCT que hubieran incurrido en el delito de fascismo. En la acusación de golpista, el asunto es más claro, si miembros de RCT pueden ser incriminados con pruebas suficientes para abrir procesos de sedición, asonada o delito de rebelión, que se los detenga y procese. De facto se está dejando a una nómina de 3000 personas sin trabajo. Todas las telenovelas de RCT salen del aire, no queda más que la oficial. Si no hay pruebas contra miembros en particular, y si no hay pruebas que incriminen a 3000 personas, entonces estamos frente a un delito de opinión. Las razones por las cuales se cierra RCT son políticas, tienen que ver con la orientación de los contenidos informativos, que constitucionalmente RCT – lo de la licencia de operación es una leguleyada - está en el derecho de emitir, como lo venía haciendo desde hacía 56 años. Que Hugo Chávez se equivocó, mirándolo desde la perspectiva del gobierno venezolano, no le puede causar dudas a nadie. Dentro del gobierno posiblemente haya más de uno que lo piense, aunque por instinto de supervivencia nunca lo dirá. La señal que el gobierno venezolano ha enviado al mundo es de debilidad. Es el acto de un gobierno, que con la prerrogativa del poder, excluye una franja de opinión que le es adversa. La censura de este calibre a los medios es posible, entre otras cosas, porque en Venezuela no hay independencia de poderes. Todos se han fundido bochornosamente en una masa hegemónica de estirpe autoritaria, militarista y demagógica.
2 comentarios
Lizardo Carvajal -
Stulticia -