El referendo de la vergüenza
La Senadora Viviane Morales y su esposo, el venerable Carlos Alonso Lucio, se han alzado con una victoria en la comisión primera del Senado. Han convencido a una ristra de uribistas, godos y santistas, de aprobar una iniciativa de referendo, para consultarle a la sociedad colombiana, sobre si acepta o no el fallo de la Corte Constitucional que aprobó que cualquiera de las diversas familias en Colombia tiene el mismo derecho a adoptar. Una consulta para desaprobar un ordenamiento legal, para ir contra la constitución. Un bombazo contra los derechos humanos.
Se trata de una iniciativa que no merecía haber tenido ningún trámite, puesto que promueve el desconocimiento de un derecho consagrado. Una iniciativa de populismo moral mediante la cual se quiere reversar la vigencia de un derecho, sin un solo argumento que merezca respetabilidad. Es una iniciativa de retaliación, anticonstitucional, regresiva, discriminatoria, y como forma de consulta, una estrategia con fines electorales.
Doña Viviane está inscrita por el PL en el Congreso. ¿En qué liberalismo cabe la condena de los derechos? Por dignidad política, aunque sea un contrasentido, el PL debería expulsarla. El otro liberal, que votó en contra fue Juan Manuel Galán. La pandilla de los liberales puede tener discrepancias totales respecto a la defensa y promoción de los derechos de las minorías, sin que se les mueva un pelo.
Doña Viviane tergiversó a gusto los datos y los resultados de investigación de un pediatra norteamericano, para presentarlos como “pruebas” a favor de su desaguisado. Se autoerige como la defensora cruzada del derecho de los niños a ser adoptados solo por una clase familia. Está debidamente casada con un personaje viscoso y oblicuo que ahora funge de pastor. Aunque solo sea y lo haya sido siempre, un pobre negociante que ha acampado en todas las toldas del país, buscando prebendas. Y tiene, ella, una hija lesbiana.
Más desagrado biliar causa, que a una señora “cristiana”, “liberal” y “heterosexual” se le ocurra una cruzada contra los derechos de los niños a ser adoptados por cualquier familia que cumpla los requisitos de ley, que haya un cubil cavernario, tétrico y oscuro, capaz de aprobar las bellaquerías que se le ocurren.
La oscura venganza, la luz divina que la inspira, su liberalismo de retaguardia, lo que quiera que mueva a Doña Viviane, no alcanza para explicar la sociopatía enquistada en el alma de una mujer que por delegación representativa, se sienta en la comisión primera del Senado a atentar contra el orden constitucional, imbuida de la justeza de una mera canallada.
El referendo es una iniciativa tan peligrosa, por lo constitucionalmente subversiva, que alienta a que mañana, cualquier señora liberal se le ocurra otro refrendo para revocar el derecho a la libertad de expresión, las causales legales para el aborto, o el derecho al salario mínimo.
Me encomiendo a mis tres santos devocionales, para que la perversa propuesta se hunda en la plenaria del Senado: El Divino niño Jesús de Praga, el Señor llagado y la Virgen del agarradero.
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