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Alberto Rodríguez

El retorno del Sheriff

El retorno del Sheriff

 Las cámaras durante el discurso de aceptación a la nominación lo mostraron de frente, casi todo el tiempo. Vi dos rasgos, al menos. Entre los “párrafos” del discurso, hay silencios en los que Donald se ducha en la ovación, como quien se lava en champan en un gran prix. En los silencios, Donald Trump es gesto. En uno, aparece la sonrisa, o mejor, el esfuerzo de una sonrisa. No es algo que le salga, sino más bien algo que no sabe cómo entrar. Y en otro, cuando frunce la boca que descienda tensa y da la imagen de Benito Mussolini en los silencios. La cabeza echada hacia atrás, la boca recogida y la quijada sobresaliente.

Si se lo juzga por lo que dice, pues tienen toda la razón quienes desde el evangelismo creen que es un nuevo Jesucristo, o quienes desde la Asociación del rifle giran cheques. Trump es para ellos el sheriff que viene a restablecer el orden y la ley en el condado.

También tienen razón quienes dicen que lo único que Donald dice es lo que ellos quieren oír: los blancos medios, xenófos, protestantes, partidarios de la justicia privada, que sienten que USA, la USA de ellos, se la quitaron. Y seguramente. Muchos pensarán y dirán que el país terminó de joderse cuando un negro se hizo al poder.

Donald ni siquiera dice que el trabajo es difícil. Dice que un día después de que el den el cargo de Sheriff la ley regresará a USA. Las calles donde hoy matan policías se harán pacíficas y la Corte Suprema hará valer la ley. No más Naptas, asociaciones para perder. Negocios directos con cada país. No más ventajas para la China en la compra de títulos de deuda, ventajas industriales, aranceles. No vamos a volvernos a levantar de ninguna mesa, sin que se cumpla lo que pedimos. Una cruzada de dignidad regresó a América. Un protestante presbiteriano obscenamente rico, aunque él mismo se ha encargado de sobrevaluar su fortuna, exitoso en negocios de hotelería, reinados, medios, golf y juegos de azar, ha llegado para poner orden en América.  

Va a levantar un muro alrededor de USA para impedir que entren musulmanes, negros, latinos, mexicanos, chinos, africanos. Ellos nos arrebataron América, pero más culpables que los mismos inmigrantes son todos esos chacales liberales, cínicos demócratas, que lo permitieron.

Donald tiene una virtud de pastor. Lo vi en el rostro de las delegaciones texanas en el estadio, manchas de sombreros que asentían. Lo vi en los hombres con el uniforme azul de los oficiales unionistas. Lo vi en los viejos que parecían estar en un trance de la anunciación.

El sheriff Trump regresó al condado a imponer la ley y el orden, pero se encontró con que una mujer también quiere ser Sheriff, Hillary, la mujer de un antiguo Sheriff que le entregó el pueblo a los forasteros, que terminaron abriendo una sucursal del infierno. 

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