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Alberto Rodríguez

El certamen

El certamen

 El argumento común para definir un sistema democrático es que haya elecciones. Con lo cual Ucrania, Cuba, Venezuela, Nicaragua, México, Colombia y Haití, son democracias. Sin embargo en cada caso se identifican vicios electorales tipificados como delito: el voto constreñido, la compraventa de votos (hoy en Sincelejo se estaba pagando el voto a cien mil pesos), la intervención directa en los escrutinios, la presión a los electores, las asociaciones electorales con actores criminales, la manipulación de votos,  la modificación del servicio consular para elecciones.

Las elecciones hoy en Colombia no son el resultado de una libre decisión popular, obedece más al alineamiento forzoso de los empleados públicos, las clientelas amarradas, los hombres del maletín, los torcidos electorales y al constreñimiento. Los resultados no pueden hacer sentir orgullosos, más que a los que tienen una definición tan pobre de la democracia.

El voto preferente engendró una figura, que salvo el voto en negro de la abstención, le gana muy por encima, al voto en blanco: el voto nulo. 1.490.000 de personas votaron mal, equivocaron las convenciones, no entendieron los formatos, se confundieron con la numeración, marcaron más de una vez. El voto nulo es la representación del voto de un país que no sabe leer. Agreegen 842.000 votos vírgenes, ni blancos, ni negros.

Las dos fuerzas disidentes de los partidos tradicionales, la U – el partido de Santos- , y el Centro Democrático – el partido de Uribe – ganan al partido conservador y al partido liberal, que han terminado tercero y cuarto. Aunque comparativamente con el 2010, la U pierde siete senadores y el conservatismo tres.

El Polo  que debería haber sido castigado con una votación que no le permitiera siquiera haber superado el umbral, perdió tres senadores mientras los Verdes, igualan su votación de hace cuatro años, es decir que no crecen. En principio, ambas fuerzas, deberían poyar a Santos en su proyecto de paz, con lo cual sumando los votos de la Unidad Nacional, que menos que más se mantiene en sus platas, conjurarían la amenaza a la gobernabilidad legislativa contra el proyecto de paz, que encarna el Centro Democrático.

El Senador Robledo – el más votado de todos – declaró hoy, que si el Polo  encuentra puntos en común con el Centro Democrático, podrían trabajar juntos. El Senador Robledo y el Senador José Obdulio Gaviria, haciendo gavilla contra los gavilleros de la Unidad Nacional. Solo en un país como Colombia, donde la idea de las elecciones sugiere democracia, se puede llegar a presentar reconfiguraciones del mapa electoral, que cada vez da más señales de que no hay partidos, sino empresas electorales, alimentadas con la mermelada espesa del poder.

Unas elecciones libres – votos de opinión - de los pecados electorales y una abstención no triunfante, deberían dar por resultado una mapa político completamente distinto al que hoy tenemos, que no tiene casi nada distinto al del 2010, y más bien todo lo malo conocido, de igual.

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