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Alberto Rodríguez

La puta de Babilonia

La puta de Babilonia

La iglesia católica es una institución “desfigurada”, “hipócrita” y “dividida”  de viejos y pederastas. Una forma de decir. El mismo Benedicto XVI condenó a la “puta de Babilonia” por su hipocresía, por las divisiones internas ocasionadas por las ambiciones políticas de los cardenales, en su homilía  durante la misa solemne del Miércoles de Cenizas en la basílica de San Pedro. La Iglesia "está en ocasiones desfigurada" dijo.

Benedicto está harto del "comportamiento de los que aparentan" y de las actitudes que buscan " aplausos y aprobación", e instó a superar "el individualismo y las rivalidades".

Al término de la insoportablemente larga misa, el cardenal Tarcisio Bertone, número dos del Vaticano, rindió en nombre de la curia un hipócrita homenaje a quien renuncia porque hay algo podrido en el Vaticano que ofendió sus sacras narices, que a edad tan respetable, o se han perdido o se han hecho sublimes.

"¡Gracias!, gracias por su fuerza, su humildad y gran coraje demostrado durante su pontificado", le dijo el hipócrita Bertone. Luego se postró como un lebrel para besarle, como al Don, el anillo papal. Se quitó la birreta cardenalicia y todos los cientos de hipócritas vestidos de rojo también lo hicieron.

La versión oficial de la abdicación, dada por el hipócrita Papa alemán, es que deja el trono de Pedro "por el bien de la Iglesia después de haber rezado largo tiempo y de haber examinado ante Dios mi conciencia". Mentira, lo deja por el bien de él. "Sigan rezando por el futuro Papa y por la Iglesia", pidió el hipócrita, sabiendo que no hay salvación. Confesó que "en estos días nada fáciles" siente "casi físicamente el amor" por los peregrinos. En los días fáciles, el amor no fue más que hipocresía con la que engatuzaron espiritualmente a 1.200 millones de fieles en el mundo.

La iglesia no tiene salvación. La abdicación es un signo constelado en un cielo de evidencias.

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