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Alberto Rodríguez

El arte de convertir a los escritores en personajes a costa de la prensa

El arte de convertir a los escritores en personajes a costa de la prensa

“La técnica consistía  en dirigirse a los pequeños diarios  de provincia. No pagaban mucho pero compraban todo”. Su nombre, Tommasso Debenedetti, italiano por supuesto, profesor de historia, y como Bensky el terrorista del arte que engaña museos, capaz de engañar a los periódicos. Se define a sí mismo como “campeón de la mentira”, lo cual ya es un rasgo estimable de honradez en un mundo en donde todos presumimos de veraces. La semana pasado volvió a ser noticia internacional  al haber hecho circular una foto de hace tres años, de Chávez entubado en un quirófano, que terminó en la primera página de El País de España, que debió reconocer que le habían metido un gol.

Debenedetti dijo haber bajado la foto de un video de YT que luego remitió a una agencia de prensa en Costa Rica, a una agencia estatal venezolana, y la agencia cubana Prensa Latina, haciéndose pasar por el Ministro de Cultura de Venezuela. Precisamente a las agencias que no la iban a publicar por razones políticas obvias. ¿Pero qué hicieron los receptores con la foto? Directa o indirectamente llegó al País, que aseguró que la había comprada a la agencia Gtres, que a su vez dijo haberla obtenido de los médicos del círculo cubano que atiende a Chávez. Una mentira tras otra tras otra.

Debenedetti es un artista de la mentira, pero mucho más que su astucia, su arte de inventar entrevistas con los grandes de la literatura, imitando la gravedad, su tono y su talante. Un artista capaz de convertir a los escritores en personajes, capaz de interpretar una conversación a una voz, en la que siempre hace quedar bien a los escritores, como tendría que ser para que un medio quisiera pagar por ella.

La mentira de Debenedetti es creativa, artística, es ficción documental, pero más, se revela como resultado de la actividad de un ombudsman que pone a prueba y a favor de la sociedad de lectores, el profesionalismo, la ética, la credibilidad de los medios. Para los cuales la información tiene que ver más con el mercado que con el derecho de los lectores a ser bien informados.

En el 2010 se inventó una entrevista con Philip Roth en la que hablaba mal de Obama, que se publicó en el Libero, que Roth se apresuró a desmentir. En el 2011 la víctima fue Paco Ignacio Taibo, que apareció firmando una carta a Benedicto XVI. Su mentira es moralmente condenable, ha causado molestias comprensibles a sus famosas víctimas, sin embargo es una mentira creativa, tan creativa como las de sus “entrevistados”, que conduce a develar la verdad sucia de las agencias de información y los medios escritos, especialmente en Italia. Debenedetti es un artista capaz de convertir a los escritores en personajes, que simula hasta la credibilidad las respuestas, que los conoce como nadie, al punto de que ha logrado en su ya larga carrera, iniciada en 2000, entrevistar a Eco, Nadim Gordimer, Saramago, John Grisham, Herta Muller, Vargas Llosa y Gunter Grass.

Comprendo que los escritores no tengan el humor suficiente para comprender la broma de buen gusto de Debenedetti, hecha con gracia e inteligencia. Algunos de ellos gritan “paren a Debeneditti, desconéctenlo”. Lo que no le perdonan, porque tienen un ego grande, es que un profesor de historia los haya parodiado y fuera de eso se haya ganado un billetico.

 

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