Entonces Señor ¿Qué coños viene siendo el Japón con relación a vos?
¿Si Haití es la prueba de que dios no existe, Japón qué viene siendo? Como respeto a todos los creyentes, aunque su creencia me atosigue, asumo la diversidad de las posibles respuestas. Por lo pronto, aquí no va más que la mía:
El mismo país que hace 66 se despertó una mañana con el ensayo colectivo de muerte, más altamente sofisticado que se hubieran inventado los hombres, un día se despierta con un terremoto que estalló el techo de la escala arbitraria de Richter, para sismos de intensidad registrada, al treparla a nueve. El escalón previo al grado diez, que la escala califica como de “sismo épico”. Nunca ha ocurrido. Conlleva modificaciones en la corteza. Las placas podrían invertirse. Como consecuencia del sismo submarino, la monstruosidad de las entrañas de Gea, que se agitan sin moderación bajo los lechos marinos, la fuerza energética liberada levantó una megaola, de un tamaño tal que sus últimas crestas podrían esperarse en América doce horas después. El oleaje en dirección al Japón, desmanteló el noroeste país. Pueblos completos de diez mil habitantes desaparecieron de la faz. Y como consecuencia los reactores nucleares de la planta de Fukushima Daichii, se desajustaron, la interrupción de energía eléctrica impidió operar los sistemas de refrigeración, los núcleos se recalentaron y comenzaron a producir explosiones que liberan dosis de radiactividad. Se han controlado dos reactores. Un tercero está crítico, estado cinco de alerta en escala de siete. Una dosis de radiactividad ha contaminado el agua dulce y los vegetales. Una crisis masiva de vivienda, de agua y de comida, es un proyecto de muerte tan serio, como el de agosto de 1945.
La “naturaleza”, esa creación de Dios, sobre la que dio en poner a los hombres, parecería estar jugando la final de un partido de ajedrez con Japón. Un ataque de los elementos, coordinado, devastador, sin dar tiempo. Y lo más refinado, hacer que la energía atómica con fines pacíficos, se convierta en la energía de la muerte, como en Hiroshima y Nagasaki.
Pero, para ser justo, reconozco y acato que para los creyentes esa naturaleza entre comillas obedezca a las leyes de dios. No conozco todavía a uno solo que acepte que la gravedad no sea su creación. Porque ningún creyente aceptaría que en el dominio de la creación del Señor, haya una brizna de heno que no esté en sus manos.
Entonces Señor ¿Qué coños viene siendo el Japón con relación a vos?
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