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Alberto Rodríguez

Un pollo para Shakira

Un pollo para Shakira

Al embarazo los escándalos laborales no le caen bien. Qué podría pensar el bebé de Shakira, suponiendo que pensara, de la demanda que le ha caído desde Bogotá. Que su mamá desconoce derechos, que por algo será, o que la están calumniando. Lo mismo que cualquiera pensaría tratándose de una estrella, un monstruo perfecto, como Truman Capote llamó a tales criaturas.

Está en manos de Abelardito de la Espriella. Sus quince minutos de gloria, cotejándose en los tribunales con el astro pop, su majestad Shakira, a quien acusa de desconocer los derechos laborales de Maritza Ávila, su ayudante de cámara y Diwier Hernández, asistente-chofer - ambos de nacionalidad colombiana-, al despedirlos después de 24 y 11 años de servicios. Soportaron  todas las íntimas tormentas solares del astro pop y una madrugada salieron por la puerta de atrás con seis mil dólares cada uno.

Si yo fuera el bebé de Shakira me negaría a creer lo que se dice de ella. No es posible, en qué cabeza cabe, que el hada de los pies descalzos, la telonera de la paz, la educadora volante, pudiera terminar con algo que es más que un contrato, una vida, con un pago simbólico. Los servicios de Maritza y Diwier son como los de la deuda externa, impagables. No hay gratitud que alcance si se traduce a euros.

El incidente que originó la demanda, según Abelardito, es título de un capítulo de novela de realismo sucio: “DESPEDIDOS DESPUES DE UN CUARTO DE SIGLO, POR NEGARSE A ASAR UN POLLO A LAS DOS DE LA MAÑANA” El pago simbólico se acompañó seis días después del despido con un documento que debían firmar renunciando a su derecho de reclamación. Así que los dos súbditos del astro no tuvieron más que cometer un acto de prosaico arrojo e ir a un tribunal en Barcelona. Igual que en una novela sucia, los abogados de Shakira, una vez requeridos, procedieron a demandar a los demandantes, por extorsión. La habían asistido desde que el astro tenía nueve años.

Abelardito ha pedido que muestren las pruebas. Si existen, alguien las habría puesto en youtube. Y si no, Shakira debería cambiar de abogados. Y para responder con la misma moneda de los abogados españoles, acusó a Shakira de evadir impuestos cuando vivió en Bahamas. Se esperaría que en Bahamas ya lo supieran y algo hubieran hecho, si se tiene en cuenta que Shakira estuvo una temporada en la isla en el 2009.

 El astro pop quería comerse un pollo. Digamos que fue asaltado en su buena fe por uno de esos vulgares antojos de embarazo que atacan hasta a los astros. Pudo haber sido que esa madrugada Gerard aun no hubiera llegado y ella ardiese en deseos de un pollo. ¿Qué tiene de raro? Hasta yo, a esas horas, hubiera ido en moto a llevarle un pollo, si me lo hubiera pedido.

Abelardito quiere comerse un astro, llevar a Shakira a Paloquemado. ¡Ublime! ¡Ublime! 

 

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