¿A qué coños vino Benedicto a América?
En el aeropuerto internacional José Martí, antes de trepar al avión de regreso a la Italia, Benedicto XVI condenó el embargo estadounidense a Cuba. Horas antes en la Plaza de la Revolución de La Habana, exigió libertades para la iglesia Católica. Se despachó contra "el fanatismo" y "la irracionalidad". Contra aquellos convencidos de sus ideas superiores, de las que derivan su derecho a imponerlas por “fuerza de Estado”.
Benedicto tiene 85 años y está enfermo. La voz ha comenzado a difuminársele y su tono evangélico se siente más de la otra vida. El Papa Panzer camina como una figurilla endeble y celestial, que parece repetir los libretos acuñados en la Secretaría de Estado vaticana. Al que introducen en una urna transparente sobre un camioneta blindada de doble tracción, para que desde allí, como en una especie charra de milagro móvil, su santidad se clave un sombrero de mariachi. Pero como es cabezón, el sombrero no le entró, quedó haciéndole equilibrio en la coronilla, como una argolla sobre un huevo. Después de su encuentro con Benedicto, Fidel dijo que “ya tiene la cara de un ángel”.
Mientras Fidel esperaba a Benedicto en la Nunciatura Apostólica, le confesó al Secretario de Estado, Bertone, que "había dos cosas que deseaba ardientemente", las beatificaciones de Juan Pablo II y la madre Teresa de Calcuta "porque ambos hicieron mucho por Cuba, especialmente la monja que entregó su vida por los más pobres de los pobres". Con lo cual, ambos terminaron teniendo cara de ángel.
¿Qué hace un Papa? Fue lo que le preguntó Fidel.
¿Qué fue a hacer Benedicto a México? A darle una manito a Felipe, a pasar revista a su huestes apostólicas o llevar un mensaje de paz a tierra de violentos infieles, a bendecir a las víctimas de la narco-violencia. Aunque a juzgar por el encuentro que Margarita Zabala le había organizado con las familias víctimas de la violencia en Guanajuato, el encuentro no estaba en la agenda papal. Aún así, las abrazó y les tendió su mano pálida por la que se le escurrió una bendición.
Benedicto no se reunió con las víctimas de Estado en Cuba. Fue una semana de batidas en la Habana. Las Damas de Blanco no fueron recibidas por él. Joany Sánchez fue señalada por diez milésima vez, como agente con salario de la inteligencia norteamericana. Felipe y Raúl, recibieron también su bendición.
La derecha y la izquierda de América Latina recibieron una bendición de éter de la mano delicuescente del Papa Ratzinger.
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