Este domingo
Un domingo en familia no se olvida, especialmente si todos los domingos son iguales. El almuerzo en el jardín, el mismo menú, las anécdotas del abuelo, el juego de los niños, los ritos letárgicos, los pequeños reproches. Con razón alguien decía, que uno se casa para no perecer un domingo en la tarde.
José Donoso es el escritor más representativo del boom latinoamericano nacido en Chile. Diez o doce libros. Miembro del clan Barral. Vivió en Barcelona cuando ahí residían García Márquez y Vargas Llosa. Murió en 1996.
La novela breve, publicada en 1966, está llena de buena prosa, sabe moverse y por tanto conducir al lector, a ese viaje que todos buscamos cuando dejamos que una novela invada nuestro tiempo. Es una novela de evocación, la historia de la familia, donde se encuentran viejos y niños, pequeños burgueses con sus secretos y pobres, sirvientas y auxiliares, en los rituales que los reúnen, mientras los recuerdos van y vienen, el atavismo de la sangre, costumbre que disuelve los afectos. La casa de los abuelos, la relación con los padres, los amores con las sirvientas y los juegos entre primos.
Pero en medio de todo ese denso pasado que se evoca y se interpreta mientras se cuenta, esta la historia de Chepa - la señora de la casa -, esposa de siempre, activista, sensible, víctima de los trámites cotidianos exentos del amor. Y Maya, el prisionero, el recluso al que un día Chepa encuentra en el patio de una cárcel mientras busca comprar productos que se hacen en la cárcel.
Es esa relación, entre perdones y compasiones alrevesadas, entre durezas, contradictoria, dura y dolorosa, donde la novela encuentra el epicentro, su centro emocional. Es como una grieta interior en la historia familiar, externa y disolvente. Donoso sabe que sus personajes se le imponen, y es fiel a eso. Ellos cobran la intensidad con que en la ficción se hacen auténticamente reales.
La gracia de la novela es que es capaz de revelar las entrañas ambiguas del corazón de una familia, que como todas, es víctima de los malabares inciertos del sentimiento.
Es una pequeña joya, que viene a caer bien, en la época en que las familias ya no se reúnen los domingos.
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