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Alberto Rodríguez

No es una historieta gráfica pero parece

No es una historieta gráfica pero parece

Primero Obama anuncia sus intenciones de ir por la reelección. Luego un WL informa del régimen ilegal de concentración en Guantánamo. Después Superman anuncia que irá a Naciones Unidas para renunciar a la ciudadanía norteamericana. Sara Palin y Donald Trumph dicen que es un maldito tonto. Y por último, una unidad de fuerzas especiales encuentra a Osama Bin Laden en una casa en el corazón de Paquistán, lo acribilla, le hace fotos, le extrae sangre y tras envolverlo en un sudario blanco lo arrojan al mar desde una cañonera.

Todo será, menos que la historieta no se mueve. Obama tiene un dilema. Necesita dar señales de mejoramiento económico y al mismo tiempo sostener dos guerras. Es la prioridad que debe sostener para obtener el pasaje al segundo gobierno. El dilema es que son propósitos contrarios. Superman les va a devolver la ciudadanía que le dieron, justamente en 1939, cuando comenzó la carnicería. Se mamó de que lo impliquen en todas las acciones de política exterior norteamericana. De hecho Superman no pudo hacer casi nada en Irak, tampoco en Afganistán. En Viet Nam ya lo habían derrotado. Ellos, los políticos y los militares, lo usaron, lo comprometieron con el uso de la fuerza, en actividades que Superman tardó setenta años en reconocer sucias, muy sucias.

Al Qaeda fue víctima de una operación que demoró diez años. Tras la caída de las Torres, un grupo de hombres fue encomendado tiempo completo, con recursos oficiales, a diseñar la inteligencia y su ejecución. Debieron filtrar todos los anillos de seguridad para llegar a Osama. La primera pista salió de Guantánamo, hoy en el ojo del huracán. No, dicen los comentaristas ortodoxos, salió de las prisiones norteamericanas en Europa. Con esa información, de donde haya salido, encontraron formas de hacer contacto con hombres de la organización, pero en especial, de cómo hacerlo. (No basta saber con quién hay que encontrarse, es necesario saberse encontrarse). Un lentísimo juego de inteligencia, tecnología, paciencia y venganza, hizo que las fuerzas especiales dieran el golpe final. Obama, con todo lo que había avanzado el equipo de Bush, cerró la operación.

Al Qaeda probablemente no contragolpee de inmediato. Ha sido víctima de la sorpresa, por eso perdieron el juego. Hamas se apresuró a decir que en la operación paquistaní se había dado de baja a un santo. Una versión que tendría buena acogida en Damasco y Teherán. El eje de la resistencia islamista. El gobierno de Venezuela, a través del Vicepresidente, también declaró su disgusto, respecto a las manifestaciones festivas de las familias de las víctimas de Al Qaeda, en Times Square y frente a la Casa Blanca, la noche en que se supo la noticia.

Supongamos que Superman no ingresa a Al Qaeda. Mientras decide qué hacer, yo le pediría desde aquí, que fuera por el soldado Maning.

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