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Alberto Rodríguez

Machete

Machete

Machete Cortez es el superman mexicano. Imbatible, rudo, fuerte, resistente, silencioso, no le entran las balas, es inmune al bien y al mal. Decapitan a  su mujer delante de él, pero Machete sobrevive sin saberse cómo. Machete lo resiste todo. Es un federal mexicano, traicionado por la policía corrupta. Un héroe de tira cómica, un héroe sin atenuantes, que con su machete, sus cuchillas, sus puñales, sus sierras, venga a los emigrantes mexicanos del “espíritu norteamericano del mal”.

El film escrito y dirigido por Robert Rodríguez es la recreación cinematográfica de una narrativa de comic de acción. Es un comic audiovisual con una fórmula eficaz de relato: acción constante, rapidez, violencia, antagonismo exacerbado, tensión creciente y juego de estereotipos. La historia tiene los tres momentos clásicos del relato: el héroe en infortunio, el héroe en su retiro y la venganza del héroe.

 Los malos son malísimos y representan el “espíritu del mal “ que  Rodríguez ha recreado en los “personajes” del Senador asesino, que basa su política en el odio a los inmigrante, el mafioso que hace negocios a ambos lados de la frontera, el intermediario entre el mafioso y el Senador, a quien financia, y a quien ordena asesinar como estrategia electoral, y el cazador, un jefe de asesinos que en las noches  sale con sus muchachos a cazar emigrantes junto a la alambrada.

Pero aún siendo el film una rapsodia homicida, sangrienta y sin concesión,  no resulta hiperbólica frente a la violencia que hoy se vive a ambos lados de la frontera, azuzada por el narcotráfico y las corrientes clandestinas de emigración. La violencia política de la ultra derecha evangélica, no menos violenta, que la mafia que defiende su negocio legal e ilegalmente, cortando más cabezas y con más frecuencia que las que corta Machete. La violencia legal frente a los emigrantes, la violencia armada de los cazadores. Ayer justamente, en la masacre de Tucson Arizona, fue baleada la congresista Gabriella Giffords. El TEA party se ha puesto en el ojo del huracán del debate norteamericano. El representante de distrito trece de Arizona, Frank Prat, también fue atacado en su propio negocio.

Rodríguez ha mostrado el “espíritu del mal”, al que ha opuesto al superman mexicano. Pero él es un federal, un policía heterodoxo, que va detrás de todos. El héroe en su combate total. Podrá sortear la prueba porque cuenta con la ayuda de una policía norteamericana, que se mantiene fuera de la vorágine de la maldad.

Un héroe mexicano fuerte, una heroína norteamericana y cuatro antihéroes brutales. Son los puntales del relato. Por lo demás hay un despliegue técnico de recursos de rodaje que espantan, violencia escenificada en proporciones alucinantes, tensiones sostenidas, que a cualquier espectador, amigo del género de frontera, le dará para gozarse el thriller de un comic, devastadoramente realista, anticipatorio, que a pesar de su naturaleza cinematográfica, no traiciona la realidad de la que Rodríguez saca todo ese material narrativo con el que salpica al espectador durante 110 minutos.   

 

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