Face Book versus Zuckerberg
Zuckerberg es un tipo blanco que estudia en Harvard. No se emborracha, no fornica, agrede a las mujeres, y la única con la que hubiera podido tener algo, le dice que la historia no lo recordará como a un nerd, sino como a un imbécil.
A Zuckerberg no le interesa el dinero, es cierto, le interesa el proyecto. Es oficialmente un estudiante de programación, pero su talento es el de un hacker. Lo que hace es metérsele a la base de datos de la universidad, donde está toda la información de estudiantes, sacarla y ponerla en archivos, que enviará a unos cuantos, “no importa a quién – dice Z – lo que importa es a quién se la mandarán ellos”. La estrategia, sin embargo, fue posible porque Eduardo Sabian, su mejor amigo, le proporcionó el algoritmo con el que califica el desempeño de los ajedrecistas. Lo que empieza como un juego de calificar chicas, termina como una bomba de tráfico en internet, que a las cuatro de la mañana, ocho horas después de que Zuckerberg y sus amigos comenzaron el juego, había saturado los servidores de Harvard.
Zuckerberg es citado a una reunión con los jefes, decanos, entre ellos alguno de los 17 premios Nobel de la universidad, donde se le presentan cargos disciplinarios por conducta irregular. Zuckerberg se pone de pie, pide perdón a las mujeres, a las asociaciones femeninas, a todos los grupos, que pudieran haberse ofendido. Pero dice que además merece un reconocimiento por parte de la universidad. Nadie entiende. Quien conduce la reunión le pide que explique. Es sencillo, dice él, detecté para la universidad deficiencias en su sistema. El jefe de sistemas que está en la reunión, le dice que el sistema marcha bien, la prueba es que lo detectaron cuatro horas después. Zuckerberg se ríe, y le responde, que si funcionara bien, lo habrían detectado desde el principio.
Zuckerberg tiene un sueño arribista, ingresar a un “final club”, selectas asociaciones del salvajes de Harvard, con tradición plagadas de ritos y tiesuras, que los estudiantes escupen en orgías de gente culta. Jamás puede ingresar, los remeros mellizos, lo invitan a uno de ellos, pero solo entran hasta la recepción.
Zuckerberg tiene idealizada la inteligencia, le preocupan los cocientes intelectuales, compara los que hay en China, con los que hay en USA. Tiene un afecto plano, no se ríe, es obsesivo, incapaz de abrazar, ni siquiera es capaz de recibir un abrazo. Este fue el tipo que inventó FB.
FB propuso una actividad social con un alto contenido erótico, que tuvo velocidad contaminante de difusión, estalló en una comunidad académica de tipos blancos, ricos, protestantes, que se las quieren comer a todas, y en una comunidad de mujeres que se sintió legítimamente agredida. Logró en la primera salida 22.000 visitas por hora, multiplicó el traficó, puso a mover la red al ritmo de la vida social, lo que consiste en ponerse en una vitrina virtual, con videos, fotos, identificación, donde digo quién soy, qué me gusta y cuál mi perfil. Puedo enviar los mensajes que me den la gana, para que le lleguen a quien me dé la gana, durante 24 horas diarias. Con un negocio así, Zuckerberg terminó apoderándose de la red. Luego se metió a las redes de Yale, New York, Berkeley, Texas, y cuando probó el éxito imparable del tráfico, la puso FB en la www.Hoy FB tiene 500 millones de usuarios.
A Zuckerberg está dedicada la película, es su historia. Que tenía que terminar en las cortes, como buen negocio norteamericano. FB utilizando harvard.edu le fue sugerida por los mellizos remeros, que terminaron llevándose apenas 65 millones en el litigio legal.
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