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Alberto Rodríguez

Pistolas humeantes

Pistolas humeantes

        ¿Alguien preguntó quién es el Montesinos del régimen? No tiene mayor importancia, cualquiera de los hombres del Presidente bien podría serlo, o todos. Lo que ahora comienza a cobrar importancia es preguntarse: ¿quién es el Nixon del régimen?

         El ocho de agosto de 1974 Richard Nixon dimitió al cargo de Presidente de Estados Unidos de América. Se cayó por espiar al partido demócrata durante las elecciones en que estaba buscando hacerse reelegir para un segundo mandato. Nixon incurrió en los siguientes cargos, inevitables por demás, cuando se trata de hacerse reelegir:espionaje telefónico, grabaciones ilegales, rastreo de documentos, seguimientos, utilización ilegal de los servicios de seguridad, espionaje político, auditorias falsificadas, fraude de campaña, fondos secretos, fabricación de testigos y obstrucción a la justicia. En vez de haber ido a parar a la cárcel, como lo recomienda la democracia, Nixon se fue a descansar a su rancho en California. Más tarde lo invadió el Alzheimer, y para fortuna suya se olvidó de todo. Gerald Ford, su sucesor le concedió un indulto federal, para cualquiera de los delitos imputados.

Los hombres del Presidente constituían el primer círculo de la conspiración presidencial y coordinaron las acciones desde la secretaría principal, la secretaria jurídica, la secretaria de prensa, y el cuerpo de seguridad presidencial.

El Congreso debería llamar al Presidente Uribe. Tiene los elementos para citarlo. Desde luego no se hará.  Que la Procuraduría haya abierto una investigación preliminar contra sus hombres, salvará las circunstancias, se los investigará, pero con la presunción de que podrían haber estado actuando por su cuenta. La investigación, ya sabemos en lo que va a terminar, en lo que terminó  la de los autores materiales del cohecho que llevó a la primera reelección.  Con las declaraciones del Capitán Lagos, cayó el límite del último círculo de poder, la responsabilidad política es directa. El DAS depende de Presidencia. Pero el Congreso como en épocas de Samper, no será garantía de democracia.

 

El Presidente ha dicho que está en una encrucijada, aunque creo que probablemente es al revés, los que estamos en una encrucijada somos los colombianos: cuatro años más de seguridad democrática.

Los hombres de Nixon y Uribe conspiraron en la misma dirección, con los mismos instrumentos, con iguales intenciones. Los de Nixon terminaron testificando contra él en una sub comisión del Senado. La prueba reina fueron los archivos de grabaciones telefónicas que le obligaron a entregar. El Capitan(r) de la Marina, Alberto Lagos, que fue Jefe de Inteligencia del DAS, comenzó a cumplir el mismo papel que los plomeros de Watergate  cumplieron en el proceso.

 Los archivos de las grabaciones telefónicas se terminaron  conociendo como “the smoking gun” (pistolas humeantes).

 

 

 

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