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Alberto Rodríguez

Se mamó Superman

Se mamó Superman

Que Superman deje de ser norteamericano, es como si Tin Tin dejara de ser belga, Mafalda argentina o Condorito chileno. Pero, por extraño que suene, después de setenta años de haber recibido la ciudadanía norteamericana, Superman anunció el miércoles pasado su intención de renunciar a ella, luego de que se conocieron los WL sobre Guantánamo.

La declaración está contenida en el número 900 de las Historias de Superman. Anunció que va a ir a Naciones Unidas donde hará pública su dejación ciudadana. “Estoy cansado de que mis acciones se interpreten como instrumentos de la política de EE.UU” dijo el hombre de acero, después de haber asistido a una manifestación en Irán.

Superman ha actuado como un gendarme internacional, ha intervenido en muchos países, se ha prevalido de su enorme fuerza para “defender la democracia”. Es miembro de la “sociedad de la justicia de América” y de la “Liga de la justicia internacional”. No se nos olvide que es un tipo capaz de todo, hasta de detener la traslación de la tierra, o hacerla girar en sentido contrario. Ha sido paladín de la justicia y aliado durante todo el tiempo de las “fuerzas del bien”. Un tipo políticamente correcto hasta el aburrimiento. Un tipo con doble identidad. Un tipo que se viste mal, con los calzoncillos por encima del pantalón. Pero un tipo, al fin y al cabo, al que Norteamérica avergonzó. Se hartó de que los Estados Unidos lo utilizaran como icono oficial de su política exterior. Está en todo su derecho.

Superman renuncia a su ciudadanía en el gobierno de Obama, lo cual deberá costarle la reelección. Ahora, según han dicho algunos abogados consultados, tendrá que adoptar alguna ciudadanía, si es que decide permanecer en la tierra. Bien podría alzar el vuelo y abandonar este desastre. Legalmente no podrá ser un “ciudadano del mundo”, así no más. ¿Qué ciudadanía podría escoger Superman? Si se hiciera ruso sería un peligro para el mundo. Si se hiciera chino, China se convertiría en la potencia económica del mundo, más rápido de lo que lo haría sin él, lo cual sería peor que si se hiciera ruso. Si se hiciera francés correría “peligro” con Carla Bruni. Si se hiciera español, ni siquiera él salvaría a Zapatero. Si se hiciera mexicano, habría que decirle que ni se le ocurriera ir a Ciudad Juárez. ¿Argentino? No, sería un golpe a su estima. ¿Y si Colombia le propusiera ser colombiano? Me temo que saldría volando a Ciudad Juárez, o a la embajada rusa.

En Norteamérica, han calificado de tonto a Superman. Sara Palin y Donald Trump se han apresurado a condenar la decisión del hombre de acero.  The Weekly Standard calificó las declaraciones en la publicación, como “la mayor tontería”. Aún así, estamos con Superman, renunciar a la ciudadanía norteamericana, fue algo que debió haber hecho hace mucho tiempo. Fernando Vallejo hace cinco años hizo lo mismo. Y también estuvimos con él.       

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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