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Alberto Rodríguez

Las uñas de la mano de Dios

Las uñas de la mano de Dios

 

 El Diego, mejor dicho Dios, va a hacernos el milagro, a porteños, a latinos, a todos, hará que por jugar mal, por primera vez Argentina no vaya a una copa del mundo. Es grande el Diego, él sabe cómo hace sus cosas. Es invencible, nadie como él, el único, el que todo lo sabe, hasta perder. El pibe  está haciendo historia, está poniendo a prueba a los bárbaros del Río de la Plata, en su fe.

 Los periodistas no pueden comprenderlo. Se sienten autorizados a repreguntar a Dios, a pedirle cuentas. Venía de un partido que acababa de perder con Paraguay - donde  ensayó cambios, mostró su adusta panza  y se tragó las uñas de la mano de Dios -  y fue entonces que algunos incrédulos, infieles filtrados a la rueda de prensa, le preguntaron qué pensaba hacer. Dijo Dios: “a ustedes los vengo peleando desde los quince, ahora tengo 48. No le tengo miedo a nadie. Ustedes no tienen los suficientes huevos”.

Una de las pancartas a Riquelme en el Monumental de River, luego de su polémica con Diego decía: "No te metás con Dios".
Eso mismo le digo: con Dios no te metás.  Dios no renuncia, más allá de él nadie. Dios fue el 10 del 86. No se les olvide. Su vida es un milagro. Sobrevive a un par de matrimonios. Mete perico tres días seguidos hasta que lo tienen que sacar en ambulancia al hospital. Traga como un bulímico, pero en vez de vomitar, engulle. Fue Dios mediterráneo cuando estuvo en Nápoles. Y se caga en Pelé.

¿Dónde carajos andaba Dios cuando la derrota ante Alemania en Italia 90? ¿Dónde cuando los pibes del equipo descendieron en pantaloneta al infierno en USA 94?  Dios ha tenido mundiales malos, como todos. ¿Cómo no los iba a tener si eligió ser futbolista? Dios no tiene suplente. Así que si Dios ha elegido que Argentina no vaya al mundial, hay que creer a Dios, y pedirle  que Argentina no vaya al mundial.

No importa que ahora sea un Dios cincuentón, cebado, que está en todas partes y en ninguna. No acaban de entender los argentinos que se condenaron a no matar a Dios. Y esa, que es la peor de las condenas, desatará mucho más adelante las furias futboleras de la misma tradición de furias trágicas que desataron  Perón, Gardel y Eva, que con su muerte hizo gritar a la aristocracia pampeana "¡Viva el cáncer!".

Argentinos: Dios no les durará por siempre. Tampoco la Señora K. Aprovechen para no ir a Surafrica ahora que todavía está con ustedes. No se zafarán de Dios, a menos que quiera morir, aún a pesar del éxito de su inmortalidad. Si Dios en sus planes ha trazado el repechaje como salvación, tengan fe. El es Dios, la salvación está en los otros. Y si a última hora se malogra el repechaje, es porque se lo merecen, ustedes se merecen todo, son un pueblo grande que tendrá que admitir que no superaron la prueba de fe.

1 comentario

lucas -

segui mamando