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Alberto Rodríguez

Lula hizo el pase para que Mel metiera el gol

Lula hizo el pase para que Mel metiera el gol

Si Michelletti & Cia querían ver a Mel en prisión, por el bulto de cargos que hay contra él, se pueden sentir recompensados. Está preso en la Embajada del Brasil, sin agua, sin suficiente comida, sin drogas, rodeado por el ejército hondureño, con los inodoros llenos de la mierda, sin colchones para las 64 personas atrapadas, víctimas de una descarga de gases tóxicos que las ha hecho orinar sangre.

Encerrado en el baúl de un auto ingresó a Honduras por la frontera con Nicaragua. Atravesó sin más dificultad que ir encerrado a 35 grados, veinte retenes - ¿con complicidad? - hasta llegar al centro de Tegucigalpa el 21 de septiembre, directo a la Embajada del Brasil, a diez minutos del Palacio. Su amigo Luis Inacio Lula se la puso a disposición. Desde el segundo piso Mel le gritó a los periodistas: “Estoy aquí para la restauración de la democracia, para llamar al diálogo".

La travesía duró 15 horas. "Tuve colaboración pero no puedo decirlo para que no molesten a nadie", ha explicado Mel. El responsable de la Embajada ha solicitado moderación. Entre tanto el gobierno de Micheletti fue olímpicamente burlado, le atravesaron las líneas de control, no le funcionó la inteligencia, le metieron un gol que reventó en al arco del Brasil. Con la papa caliente Micheletti no sabe qué hacer. Se le creó un foco inmanejable de tensión permanente, de manifestación continua, acompañados de combates callejeros, incendios, destrucción de autos. Y para que no queden dudas de la falta de inteligencia del gobierno, adoptó temporalmente la medida de suspenderle el agua a la Embajada y rocearla con gases, a pesar de que horas antes Micheletti había insistido en “que no tocaré un tabique de la embajada de Brasil”. La embestida es una agresión al gobierno del Brasil. Los químicos y las armas de asedio han sido proporcionadas por” Alfacom e Intercom”, propiedad del israelí Yehuda Leitner, quien estaría operando como intermediario entre el gobierno de Elhud Olmert y el gobierno golpista.

Micheletti le solicitó a Brasil que definiera el estatus de Zelaya. Lula dijo: “No voy a responder a las estupideces de un golpista”. Micheletti ha arriesgado la opción de un encuentro con Zelaya, como comienzo de un diálogo, con lo cual pone a ganar a Mel. Lula ha proporcionado la base para focalizar el conflicto político interior. Ortega el operativo de transporte, Micomandante se frota las manos. Entre todos han conseguido que Mel se instale a diez minutos del Palacio, que esté despachando aunque no tenga agua, reorganizando su gabinete a la sombra, hablando todo el día a través de celular, dando órdenes, coordinando la ayuda exterior, mientras su gente que rodea la Embajada, a su vez esté rodeada por las fuerzas militares. Lula lo ha invitado a que “permanezca todo el tiempo que quiera”. El jueves entraron sin problemas cuatro de los seis candidatos a la presidencia, entre ellos Elvin Santos del Partido Liberal, el de Zelaya. Muchos zelayistas se “encachimbaron” (emputaron) con la visita. Llevan tres meses pintando en las paredes grafitis contra Elvin, que apoyó el golpe.

Mel exclama “Patria, restitución o muerte”. Cuatro funcionarios de la OEA son devueltos en el mismo avión en que llegaron. Y al tío Lula no se le ocurre enviar un avión con frazadas, comida, agua, drogas, para las 63 personas que todavía permanecen atrapadas con Mel, en su Embajada.

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