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Alberto Rodríguez

Trilogía de fuerza

Trilogía de fuerza

La “carrera armamentista” es un nombre rimbombante para la adquisición de armas y aliados, que les aseguraría un potencial de maniobra, a Brasil, Colombia y Venezuela en la región. Es apenas una escalada de la vanidad de quienes están en el poder. La vanidad tri nacional de los jefes de estado, el ex sindicalista, el ex golpista y el ex liberal, según dice Antonio Caballero.

Hay que hacer crujir los dientes, ladrar en las fronteras, gruñir en los encuentros. Tanto el proyecto emergente de Brasil en el mundo, el proyecto hegemónico de desmantelamiento del antiguo poder en Venezuela, y el malhadado proyecto de refundar la patria en Colombia, necesitan – más que fuerza de argumentos – argumentos de fuerza. Sentarse a hablar armados, ha sido costumbre de los vanidosos presidentes suramericanos.

En el espectro más tropical de la sur América del norte, Brasil se arma, el duro del patio trasero, socio de varios clubes grandes, jefe de la pandilla regional, el socio de Sarkozy para el negocio de armas. Venezuela también se arma, la hija boba del Libertador aprendió a disparar con ayuda de los cubanos, tierra de reinas, de petróleo, de extremos, que ha echado mano de Rusia – como Cuba en otra época - para polarizar el Caribe. Los Estados Unidos activaron su cuarta flota del Atlántico y los rusos van a hacer en Venezuela inversiones en industria de guerra. Colombia también se arma. Le abrió siete, o diez, o quince bases, las que sean a las fuerzas norteamericanas de Obama. Aislada como ha dicho Micomandante que está, tan necesitada, tanto como USA, de un socio en la región, no necesariamente confiable. Entraron entre sí en una especie lánguida de cooperación republicana.

El ministro Silva y el canciller Bermúdez van a Quito y mostrar el acuerdo militar con los Estados Unidos. Objeto de la reunión de cancilleres de Unasur, en cumplimiento del compromiso de Monseñor en Bariloche. Pero llegaron a Quito a decir, que no podían compartir el acuerdo mientras los Estados Unidos no autorizaran, que Colombia es soberana para pcatar tratados, y que si la van a hostigar tanto, se sale de Unasur. Debería causarles toda la vergüenza del mundo al par de “cafés con leche” hacer declaración tan entregada, tan falta de soberanía y dignidad, pero ambos desconocen la vergüenza. Cuando los bellacos llegaron a Bogotá, después de ese costoso desastre de la reunión de Quito, cambiaron la declaración. Como si fueran expertos en cambiazos o paquetes chilenos, dijeron que el acuerdo no estaba finiquitado, y que solamente lo compartirían cuando le hubieran puesto punto final. Con un par de bobos desvergonzados representando al desvergonzado supremo, Lula, Correa y Chávez, tienen por qué temer.

USA, Francia y Rusia no se van a limitar a ver el juego desde afuera. Terminado el primer tiempo, se han puesto sus uniformes para disputar el resultado. El favorito es Brasil-Francia. Venezuela-Rusia no terminarán el torneo. Y USA-Colombia, si no cambian de entrenador, se enterrarán en el campo.

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