El idioma materno
85 fragmentos, entre relato, cuento, ensayo, columna, diario, conforman una unidad sin fronteras, donde el escritor transgrede con armonía los espacios y las técnicas de los géneros, para concederse la libertad de producir un híbrido de muchas cabezas, en el que la constante es la buena escritura, una prosa hechizante.
El autor se llama, Fabio Morábito, un señor nacido en Alejandría, que terminó viviendo y siendo mexicano. Se trata de un libro que tiene que ver con la lectura, la escritura y la narrativa. Se puede leer en cualquier orden, una invitación al desorden, que siempre se agradece al autor.
Lo que hace Morábito en su libro es compartir un ejercicio de economía y velocidad. La capacidad para decir mucho en poco. La capacidad para ir al grano, para reducir de su prosa los ruidos fatales, para sostener un ritmo –un movimiento acompasado– que no deja escapar al lector, como una especie de fuerza centrífuga. Llega a la curiosidad neurótica de terminar todos los textos en el mismo número de líneas, página y tercio. Técnicamente todos podrían leerse en el mismo tiempo.
Un delicioso libro híbrido, unos textos muy buenos, otros, buenos y otros malos, como en cualquier libro. Aun así, todos escritos con la intención de seducir.
Morábito, un seductor nacido en Alejandría.
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