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Alberto Rodríguez

“Nada está acordado hasta que todo esté acordado”

“Nada está acordado hasta que todo esté acordado”

Terminó la ronda de conversaciones en La Habana en su primer punto, la “cuestión agraria”, que contiene 27 sub-puntos. Algo tan largo como un plan de desarrollo agrario. El primer triunfo de las Farc sobre el Santito fue la agenda. De entrada se dejó enredar en lo que no debía tener discusión, al menos desde el punto de vista del gobierno, en la primera fase, cuyo objetivo final es el cese efectivo de las hostilidades. De un lado de la mesa, un “modelo restitutivo” de tierras sin reforma agraria, y del otro, el modelo armado. El primero con una reforma agraria atascada que no ha querido hacer en medio siglo. Y el segundo, despojando tierras, con la misma saña de los paramilitares y los narcotraficantes.

¿Qué es lo que se tenía que discutir? El Santito se notificó que sin el punto de la “cuestión agraria”, las Farc no se dejarían tomar la foto. Y él necesitaba sentarlos a la mesa. Ahora que conocemos los resultados de la primera ronda de la agenda, podemos reírnos a carcajadas. Es algo más modesto que un parto de los montes.

El gobierno y las Farc se pusieron de acuerdo en que hay que actualizar el catastro, crear un banco de tierras y fijar la frontera agrícola. Las Farc están actuando como si fueran Planeación Nacional, hacen más política agraria que Juan Camilo. El catastro está sin actualización hace cuarenta años, la guerrilla le recomienda al gobierno que le suba el valor a los predios, a todos, incluyendo los de ellos. Se pusieron, además, de acuerdo en que todos los ladrones de tierras, las devuelvan a un fondo de tierras: los agentes del estado (Incora e Incoder), narcotraficantes, paramilitares, guerrillas y hasta los propietarios de tierra que de buena fe adquirieron predios despojados. Un banco de ladrones de tierra, que seguramente irán a administrar ellos mismo. Y, fijar por razones de seguridad y desarrollo agrícola, los límites de la urbanización, la deforestación y las zonas de reserva natural. Todas, cosas que cualquier gobierno decente debería haber hecho desde hace mucho tiempo. Pero no, fue necesario que el gobierno se sentara con las Farc, para que cayera en cuenta de lo que debería haber hecho.

Pero no solamente están contribuyendo las Farc con el gobierno a terminar la plana de asuntos agrarios pendientes, como si estuvieran cogobernando, sino que en opinión del gobierno, si en el hipotético caso de que no se llegara a firmar el acuerdo de paz, con lo que se ha hecho hasta ahora, se estarían sentando  las bases de una reforma agraria.

Mi conclusión final, es que con una guerrilla que en vez de expropiación propone actualización del catastro, en vez de sembrar coca en parques naturales una frontera agrícola, y en vez de una reforma agraria, un banco de tierra robada, es administrativamente bueno firmar la paz.

A pesar del mal carácter de Iván Márquez, una vez se pongan de acuerdo las partes respecto a la reinserción política de la guerrilla, podría con el tiempo llegar a ser Ministro de Agricultura del gobierno de Vargas Lleras.

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