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Alberto Rodríguez

Bye, bye Monseñor

Bye, bye Monseñor

Si me tocara componer, para un futuro libro de historia de Colombia, una página sobre Monseñor Uribe, diría:

Álvaro Uribe Vélez. Presidente de Colombia entre 2002 y 2010. Hubiera podido ser hasta el 2014, si la Corte Constitucional hubiera obrado sin independencia. Su gran legado es la “refundación de la patria”, valiéndose de todos las formas de lucha. Fue un gamonal paisa, hacendado, paterfamilias y máximo ideólogo de la seguridad democrática. Combatió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, desde el primero hasta el último de los días de su gobierno, ganó muchas batallas, pero no ganó la guerra. Lo que consiguió fue que se pasaran del lado de Venezuela. Con cuyo gobierno revolucionario tuvo las más productivas, respetuosas y cordiales relaciones, que gobierno alguno haya tenido con sus vecinos.   Se lo conoció como el hombre que sostenía un tinto a lomo de caballo, sin que se le derramara una gota. Fue un creyente fervoroso, católico, apostólico y romano, hombre de camándula y comunión. En una memorable ocasión se le apareció a la virgen de Fátima, en Portugal. Puso el gasto de guerra en los cinco puntos del PIB, y a su gobierno como un largo tapete extendido a la Casa Blanca, en la que tuvo a George Bush – tan de feliz recordación – como su amigo, mentor y aliado continental. “Un hombre genial e irrepetible”, según feliz caracterización que hizo de él, el Presidente Santos, quien lo sucedió en el cargo. Uno esperaría que de verdad, fuera irrepetible, si no es demasiado pedir. Su legado es noble e invaluable, dio a su país una demostración memorable de obstrucción a la justicia. Se hizo reelegir mediante la figura del cohecho, contenida en esa magnífica página de democracia sucia, que se conoció como la de la “yidispolítica”. Casi noventa de sus socios políticos en el proyecto de seguridad democrática terminaron en la cárcel, por diferencias con sus antiguos socios, que los delataron, por lo que terminaron siendo extraditados.  Se supo rodear siempre  de los mejores hombres de la patria, los más nobles patricios, preclaros e insignes, como Fernando Londoño Hoyos, José Obdulio Gaviria, Edmundo del Castillo, Carlos Holguín, Valencia Cossio, Juan Manuel Santos, Sabas Pretel de la Vega, y Andrés Felipe Arias. Fue el arquitecto magistral de una campaña clandestina e ilegal de seguimiento telefónico a las altas cortas, sus magistrados, a periodistas, investigadores, congresistas, sindicalistas y políticos de oposición, que se conoció como el “expediente de las chuzadas”. Utilizó con creatividad e ingenio a su policía política – llamada DAS – para el control técnico político de sus adversarios. Permitió que se implementara una estrategia militar conocida como el “sistema de falsos positivos”, que estimuló a sus tropas, elevó su moral de combate, mejoró su identidad militar, a través de estímulos debidamente aplicados. Fue así como dio de baja a cerca de 3000 infiltrados en  las fuerzas armadas. Recibió el país con una tasa de desempleo cercano al 12% y la entregó con un próspero y transparente 14%. Tras haber hecho dejación del cargo fue invitado por las Naciones Unidas, a trabajar en la comisión de investigación sobre el asaltó israelí a los miembros de las embarcaciones turcas que llevaban ayuda al pueblo de Gasa. Un año después de haber dejado el cargo fue llamado, por la Corte Penal  Internacional, a que respondiera por delitos contra los derechos humanos durante el ejercicio de su gobierno. Mientras era juzgado, en un proceso que se prolongó por casi dos años, pereció. Su tumba es visitada todos los años por centenares de peregrinos paisas que no lo olvidan. Actualmente se tramita ante el Vaticano un proceso de beatificación”.

 

 

2 comentarios

Alejandro -

Eterno educador y una vez depuesto del poder, quiso desempeñarse como profesor en la Escuela Nacional de Ingenieros en Metz, pero siendo más clientelista que edificador corrio con la mala fortuna de no ser admitido. Golpeó las puertas de Georgetown y allí les pareció prestantísimo tener a un ex-presidente entre sus filas, pero más pronto de lo que canta un gallo tuvo que emigrar, dejando sin su sapiencia suma a esos sus hijitos gringos..¡Eso si es mucha berraquera mijo!

kaldina -

Upa! esto estuvo venenoso, jejeje.