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Alberto Rodríguez

La estupidez continental

La estupidez continental

El Negro Obama en su Casa Blanca sigue siendo tan torpe en sus relaciones políticas con América Latina, como la ristra blanca de sus antecesores. Tan torpe como lo fue Bush, Clinton, Bush padre, Reagan, Carter y los demás. Con la tradición de ordalías, intervenciones, saqueos, golpes de estado, crímenes políticos, desestabilizaciones, que los Estados Unidos tienen en su largo historial de infamias contra América latina, no es creíble para nadie, que el Negro en la Casa Blanca, pudiera cambiar la naturaleza de las relaciones continentales, como cambiar de mascota o de teléfono.

La política del Negro para América Latina, en el caso del affaire en las bases militares colombianas, agita las hormonas de los gobernantes, prende alarmas, despierta susceptibilidades, moviliza el mito de las soberanías, amenaza negocios, anuncia intervenciones. A un tipo tan desconfiado  como Chávez,  a uno tan intuitivo como Correa, a uno tan tranquilo como Lula, a un indio tan desconfiado como Evo,  a un fofo retórico como Allan García,  a una escuálida socialista como la Señora Bachélet, y ni se diga, a la indescifrable Señora K, las maniobras de cooperación técnico militar entre Colombia y USA, necesariamente los inquietan, con sobrada razón, aunque en distinta proporción.

Nadie se cree que el dispositivo de hombres, armas y equipos de espionaje de comunicaciones, que el Negro va a instalar en todas las bases que necesite en Colombia, tiene como fin exclusivo y único la lucha antiterrorista y contra el narcotráfico. Que los principales damnificados de la escalada tecnológico militar vayan a ser las Frac, no caben dudas (es hora de que empaquen y se larguen a Venezuela). No se lo cree Obama, ni Monseñor, ni Chávez, ni Lula, ni Correa, ni nosotros.

Si yo fuera Chávez, desde luego no me sentiría tranquilo sabiendo que los vecinos tienen sistemas de rastreo de comunicaciones, satélites escuchas, aviones fantasmas, radares circulares, aviones que en minutos pueden estar en su territorio. Si fuera Monseñor Uribe, jamás se me hubiera ocurrido publicitar el acuerdo con el Negro, todo lo habría hecho como debe ser, por debajo de cuerda, acuerdos confidenciales y reservados. Y ante cualquier cosa que hubiera alarmado a la prensa o a los opositores, habría dicho que son procedimientos operativos ordinarios del Plan Colombia, que viene funcionando desde el gobierno Pastrana. Si hubiera sido Obama, habría seguido la tradición de las operaciones encubiertas. Tanta trasparencia puede arruinar las cosas. Si fuera Correa habría hecho lo mismo que Correa, decirle a los colombianos, que el gobierno colombiano no puede garantizar el control de los extranjeros, y que la impunidad va a gozar de inmunidad permanente.

La popularidad del Negro, fuera y dentro de USA, está bajando como coco. Al terminar el primer semestre de su administración, estaba punteando por debajo de lo que punteó  Bush en el mismo período. Se podría decir que Obama se está gastando su capital político. Yo creo que lo está malgastando, porque los Estados Unidos están condenados a ser los Estados Unidos, y por tanto a sembrar desgracias en los países del sur, mientras California se les muere.

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