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Alberto Rodríguez

Poesía

Poesía

La  película coreana de Lee Changdong, ganadora del premio al mejor guión en el Festival de Cannes en el 2010, cuenta la historia de Mija, una mujer de 66 años que busca la poesía. Asiste a clases de poesía con un maestro que les dice a sus alumnos que el secreto de la poesía está en saber mirar, saber oler, saber escuchar, saber saborear. Asiste a aburridísimas veladas de poetas aficionados, donde conoce a un policía en licencia - por accidente - que se levanta y va a leer su poema. Cuando termina, dice que le da seguridad tener una tercera pierna. Para ilustrarlo, echa mano a su verga.

Mientras Mija busca la poesía se encuentra con el crimen: una violación colectiva y continuada a una estudiante, en un laboratorio de química de un colegio de secundaria, que tras seis meses de vejaciones, se suicida, saltando desde un puente. Mija descubre que su nieto, que vive con ella, es uno de los violadores.

Los personajes: Mija, su nieto y el viejo, del que ella es sirvienta, están tallados a mano, son caracterizaciones elaboradas, precisas y repletas de humanidad, dueños de un ritmo sosegado y seguro en el relato, donde la poesía y el crimen se encuentran en la antesala del olvido.

El guión tiene una estructura de conflicto apoyada en tres sub conflictos que se cruzan: el anuncio de que Mija padece Alzheimer, la dificultad para encontrar el camino a la poesía. Y el conflicto que la toca, como consecuencia del crimen.

Los padres de los seis chicos se reúnen y ofrecen a la madre de la víctima, 30 millones de wones, que ella acepta, para no denunciarlos. Cada uno debe poner 5 millones. Mija no los tiene. El colegio se hace el de la vista gorda y a los periódicos que meten las narices, se les acerca persuasivamente. Y todos felices.

 Mija va al campo a buscar a la madre de la suicida, pero no le toca el asunto. No es capaz. Aún así se comprometió  a conseguir el dinero para pagarle. A medida que incurre en el soborno, que la lleva al chantaje, se va acercando al momento de su encuentro con la poesía.

Un poeta que los visitó en el club de poesía, le había dicho que la inspiración no está ahí, disponible para cualquier poeta, a la hora que la necesite. La inspiración se mendiga, la inspiración se mendiga, fue lo que dijo.

Cuando se termina el curso de poesía, el único poema que se presenta, es el de Mija. Lo ha dejado entre las flores que le trajo a su maestro. Deja el ramo y se va. Tenía que ir al encuentro definitivo entre la poesía, el crimen y el olvido.

¡¡La inspiración se mendiga!!     

 

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