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Alberto Rodríguez

Once cadáveres y cinco hipótesis

Once cadáveres y cinco hipótesis  La desgracia del intercambio humanitario es que esté en manos de Uribe y las FARC. Es curiosamente extraño que las FARC arruinen una “mercancía” – según expresión de Feliz de Bedout en la W –, un “dinero” –según expresión de Samper – con los que participarían en un presunto proceso de intercambio de retenidos. Han “cuidado” por cinco años a un grupo de diputados secuestrados del Valle del Cauca ¿Para qué echar a perder la mercancía? ¿O la mercancía se echó a perder por causas que no controlan ni convienen a las FARC?  ¿Qué pasó realmente en torno a la muerte de los doce diputados del Valle del Cauca? Se han tejido cinco hipótesis. Aunque el cubrimiento de medios, las declaraciones de organismos internacionales, la acusación directa del gobierno y la oposición, y especialmente la falta de pruebas de las FARC, han terminado por dejar como aceptada la versión de que se trató de un ajusticiamiento de los políticos secuestrados.   Las cinco hipótesis. Los diputados murieron en el fuego cruzado entre el ELN y los hombres de las FARC que cuidaban a los secuestrados. Los diputados murieron en un fuego cruzado entre un comando de Águilas Negras y la gente de las FARC. Los diputados fueron ajusticiados cuando las FARC descubrieron a un comando de elite de las Fuerzas Armadas infiltrado para provocar el rescate. Las FARC ajusticiaron a los diputados como represalia por la muerte de J.J, ocurrida el 15 de junio en algún lugar del río Cajambre. (No se ha encontrado hasta hoy su cadáver). Los diputados que se movilizaban en grupos de a tres, y que habían sido movidos por el occidente y sur del país, ya estarían muertos, y la versión de su deceso el 18, sería una cortina de humo. El ELN está pidiendo que lo saquen de la lista internacional de terroristas como condición para el cese, no tiene interés en provocaciones militares que alteren los planes de negociación. Las Águilas Negras tendrían todo el interés en realizar un operativo de rescate de los diputados, que les permitiría aparecer ante la opinión pública con una imagen justiciera y aplaudida. Si el gobierno hubiera intentado una liberación por la fuerza, habiendo saltado las rutinas establecidas, como informar a los familiares, y se hubiera producido un fuego cruzado, no tendrían por qué haber muerto once diputados. Si como informa Anncol los diputados perecieron durante un fuego cruzado cuando una “fuerza no determinada” intentó un operativo de rescate, no deberían haber muerto todos. Y si murieron fue porque previamente las FARC los reagrupó.  El mismo día en que se reportó la muerte, delegados de tres países europeos sostenían conversaciones con Raúl Reyes. Las FARC no han dado pruebas de su propia versión. Lo mínimo sería aportar un video del fuego cruzado y la muerte de los diputados. Información de prisioneros que declarasen ante cámaras que efectivamente el ejército iba con instrucciones de rescate. Han dilatado quince días la entrega de los cadáveres. ¿Pero es que podrían negarse ante el dolor de unos familiares para los que la espera terminó en tragedia? Desde luego que podrían, la entrega de los cadáveres equivale a la entrega de pruebas. Aun echada a perder la mercancía, puede serle muy útil a Uribe.

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