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Alberto Rodríguez

El peso global de la hipocresía

El peso global de la hipocresía

Detrás del estupor ambiental internacional que ha causado la decisión del Sheriff Trump de sacar a USA del Acuerdo de París, por lo que quizás sea la vieja nostalgia capitalista por el carbón, hay una especie de hipocresía global abrumadora.  

En primer lugar, la defensa de un modelo económico basado en combustibles fósiles, en cualquiera de sus variantes: carbón, petróleo, gas natural y gas licuado, es la defensa de un capitalismo que se consumió y consumió al planeta, del que emergió un “capitalismo limpio”, que le apuesta a otras formas de energía. El motor mundial de los cambios sociales se ha establecido en la pugna entre los viejos y ardorosos defensores del capitalismo, como el Sheriff Trump, o de gentes, como Al Gore, que representan el nuevo capitalismo del siglo XXI. El daño que el capitalismo rampante le ha hecho al planeta es irreversible. Hace más de una década pasamos el punto de no retorno, quedó claro en la conferencia de Copenhague. El modelo todavía dominante del viejo capitalismo nos llevó al fin ambiental. Nos arrastró a todos al abismo, con tal de parar la caída de la tasa de ganancia. Así que la alharaca de que el Sheriff retire a USA del Acuerdo, no afecta para nada, ni siquiera tratándose del segundo más grande contaminador mundial,  aunque en todo el mundo se lo califique depolíticamente incorrecto: el 60% del partido republicano, la Exxon y las grandes compañías petroleras, las cien compañías  más grandes de USA, los chinos, la comunidad europea y el 70% de la opinión norteamericana.

Para resumir de manera vulgar, tratándose de Trump: él representa el último intento del viejo capitalismo de llevarnos al suicidio ambiental antes de que se caiga la tasa de ganancia. La segunda de las tres profecías de Marx.

 Y no solamente hipócritas porque su sensibilidad planetaria es apenas parte de un libreto; hipócritas los países signatarios productores de petróleo y carbón; las compañías que los explotan; los ministerios ambientales de muchos países; y los editorialistas de la "prensa blanca", que tras el anuncio del Sheriff, al día siguiente se nos presentaron con caras largas a decir que es un lamentable retroceso. Hipócritas los gobiernos, empezando por el de Colombia, que después de dos años, no ha hecho que el Congreso ratifique el Acuerdo. De 175 países que lo suscribieron como un acto protocolario, expresión políticamente correcta de la preocupación común por el estado del planeta, apenas cien lo han ratificado.

Más eficiente es el capitalismo que el sistema solar. Antes de la muerte térmica del sistema y el planeta, el capitalismo ya lo habrá matado tratando de salvar la tasa de ganancia.   

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