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Alberto Rodríguez

Omertá

Omertá

 La ley del silencio es el código de honor siciliano que prohíbe hablar de los delitos. El honor consiste en permanecer en silencio para proteger a terceros, aún a costa de la vida. En la cultura mafiosa, romper el silencio se castiga con la muerte. El término omertà, es de origen incierto. Se encuentran trazas de uso en lengua siciliana hacia 1800. Una teoría asegura que deriva de humilitas (humildad), adoptada a los dialectos de Italia meridional como umirtà, que se convirtió al siciliano en omertá.

Los estúpidos sostienen, hasta con razones, que el Congreso no es un escenario para debatir el carácter político de las fuerzas que toman asiento. El debate Uribe-Cepeda no debería haberse hecho, según ellos, porque no se debe hablar del pasado político-criminal de sus miembros, por una especie corporativa de fuero mafioso, implícitamente instalado en el Congreso.

A Cepeda le pusieron toda clase de obstáculos para debatir una cosa que hay que debatir: el carácter de las fuerzas políticas que convergen en torno al proyecto de país. Porque es el punto que nos interesa a todos, quizá con excepción de ellas. No es lo mismo un congreso donde se pueden sentar los pablo escobares, los gordos garcías, los albertos santofimios, o a donde pueden ir para ser aplaudidos los mancussos y los isazas, que un congreso en el que no se lesgisle  a favor de los legisladores. Es estúpido decir que no se debe  debatir sobre una fuerza política, que representa todo aquello a lo que en la ultima vuelta electoral nos opusimos quienes no votamos por la Zorra Zuluaga.

Quienes creemos que hay pruebas suficientes para que un tribunal – nacional o internacional – despolitizado, analice el acopio, su legitimidad, y establezca probatoriamente la relación entre Uribe y el paramilitarismo, no nos quedamos contentos con que el asunto no se pueda discutir, aquí en el Congreso y ahora. Entre otras cosas, porque si los hechos no se convierten en objeto de verdad en el Congreso, las Cortes no se ocuparían de él. Nada casual que Uribe rehuyera el debate para ir a la Corte Suprema de Justicia a demandar a Cepeda.

No nos interesa que se legisle sin que sepamos con quién y para quién se legisla. A ellos sí. “Negar las relaciones de Uribe con el paramilitarismo es como negar las relaciones de Timochenko con las Farc” (Claudia López). 

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