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Alberto Rodríguez

Iglesia ministerial de Jesucristo internacional

Iglesia ministerial de Jesucristo internacional

Por el nombre nadie se podrá quejar. Es una corporación de carácter ministerial e internacional, que recauda fondos para fines muy nobles, como por ejemplo, sostener a unos cuantos pastores ovejeros, Morenos y Piraquives, que ganaron desde hace cuarenta años, en tierra del Señor, la franquicia para representarlo. Como tal, son intermediarios sin credibilidad, pero con mucha credulidad. El más infecto, aborrecible, podrido, malsano y contagioso mal.  

Denme un poco de retórica y un puñado de imbéciles y haré una iglesia. Un mercado de la fe con tasa de retorno. Las iglesias en Colombia, que se cuentan por miles, producen en un año, más que lo que vale el presupuesto de salud, 36 billones de pesos. La economía de los pastores se ha ganado un lugar en el PIB.

El negocio de la fe, no obstante, no es difuso, se soporta en una formulación, que llaman “miraísmo®” - marca registrada – que aparece como andamio ideológico de la Iglesia. Se propone algunas cosas modestas: la renovación humana absoluta® - marca registrada -, un modelo de conducta humana y una ideología de valores. Globalización de ideas políticas. Ampliación de la plataforma miraísta a nivel mundial. Y entre algunas que no mencionan, la creación de un banco, de una mutuaria para apoyar pirámides, y una sección casi sagrada, la de lavado de activos. Aleluya.

La señora Piraquive, a decir de sus fieles, es al Mira, lo que Pachito el Che al catolicismo. Ni más ni menos. Si el uno tiene su Vaticano, la otra tendrá el suyo en la Florida. Y eso cuesta. Cuesta mantener a un Obispo en Buenos Aires, varón santo, que al lado de su prédica hace rendir el capital de la fe, en negocios non sanctos con la mafia.

Quizás faltó en la plataforma del miraísmo, un último principio, útil a los políticos, los pastores y los pastores políticos: el fin justifica los medios.     

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