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Alberto Rodríguez

Menores de edad

Menores de edad

Los censores chinos son los mismos casposos, biliosos, ortodoxos, que han sido siempre los censores en cualquier parte y tiempo, en el que el Estado se ha valido de sus servicios para tratar  a la gente, como si todos fuéramos menores de edad. El único que tiene el derecho a pensar por sí mismo es el Estado, la sociedad civil debe pensar, como piensa el Estado. Ni más ni menos, que la profecía de la Neolengua de Orwell en 1984. Una lengua – la del Insog – que contiene los elementos para reducir y adaptar la lengua a la ideología del Estado.

La censura es como los celos, entraña una profunda y enfermiza desconfianza. La censura como conducta nos dice qué debemos leer y qué no debemos leer, qué debemos pensar y qué no, qué debemos ver y qué no. Y por supuesto, qué debemos decir y qué no. El Estado chino se comporta como se comportarían jesuitas regentando un colegio católico en la Irlanda rural del siglo XIX.

Todos los estados totalitarios, desde el estado aristocrático hasta el estado burocrático, han necesitado prohibir. Al hacerlo evitan que se conozca, que se sepa, que ejerzamos el derecho a estar informado. La libertad de opinión es la peor de todas las libertades. Incita a preguntárselo todo, y lo peor, a querer saberlo todo. Para que nada así vaya a ocurrir, los Estados implantan un régimen de control y selección de información disponible, en plena “sociedad del conocimiento”.  

El 19 de diciembre el Nanfang Zhoumo (Semanario del sur) publicó una de las poquísimas entrevistas que Barack Obama ha dado a un medio chino. El editor consideró el asunto de tal importancia que le dio portada. Cuando la publicación apareció, iba surcada de pedazos en blanco. Los censores suprimieron varios fragmentos de entrevista, pero en vez de aparentar una edición, dejaron los espacios vacios, para que el mensaje de la censura fuera completamente explícito y aleccionador.

Algunos reporteros del medio han perdido su trabajo por firmar una carta abierta. Muchos han sido amenazados, otros han abandonado el periodismo en señal de protesta. La semana que pasó los periodistas que quedan se declararon en huelga por un editorial intervenido por el jefe zonal de propaganda del Partido. Periodistas, simpatizantes y lectores, se plantaron frente a las instalaciones del periódico con carteles que reclamaban “libertad de prensa, constitucionalismo y democracia”. Por algo parecido, aunque más masivo, el Ejército Popular disparó contra los manifestantes de la Plaza de Ten An Mien en 1989.

China es un país en donde en las escuelas de periodismo se sigue enseñando a “trabajar por el Partido”.

 

 

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