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Alberto Rodríguez

Un Sheriff con las botas untadas de mierda de perro

Un Sheriff con las botas untadas de mierda de perro

 Nadie puede gobernar teniendo en su contra a millones de mujeres en el mundo. En las 32 grandes ciudades donde marcharon el día de la posesión, va a haber focos duros de resistencia civil -en cincuenta estados de la unión y veinte países- que van a echar mano de la violencia simbólica, de las tácticas de red, las estructuras de opinión y los mitines, todo apuntando a la Casa Blanca para que el Sheriff de las botas untadas de mierda de perro, resbale.

Ningún Sheriff ha llegado a la Casa Blanca con menos popularidad que Mr.T. Reagan estuvo por debajo del cincuenta. Obama llegó con el 80%. Bush con el 63%. Clinton con el 70%. Hoy, más de medio país desconfía, más de medio mundo le tiene miedo. El mismo efecto sobre los ciudadanos que tienen los poderes totalitarios, reunidos en la cloaca uniforme que nos mostró Orwell en “1984”.

Dijo que la CIA aplica métodos nazis. En lo cual no difiero de Trump. Al día siguiente de la posesión,  su primera parada fue en Langley. Hizo reunir a sus hombres, más de 700 en el salón principal y les habló. Les dijo que no era cierto lo que había dicho, estaba rabioso y un poco borracho, con todos los medios encima, y el escándalo de la declaración de renta, así que para animarse a sacar un poco la cabeza dijo lo que no debería haber dicho. Los necesito – continuó–  ha llegado la hora de reagruparnos.  Los necesito a todos, van a ser lo primero, el arma principal de la que disponemos. Lucía la misma corbata de seda roja costosa y espantosa de la campaña y el saco negro de los presidentes.

Dijo que de las cosas más deshonestas que hay son los medios, más que Hillary. En lo cual tampoco difiero de Trump. No le resultó reunir a los dueños de los medios para decirles que tampoco era verdad, como lo hizo en Virginia con sus hombres de la CIA. Las disculpas no explican que lo que el Sheriff les cobra no es que sean deshonestos, lo grave es que no lo hayan apoyado. Nunca apostaron por él. Ahora son unos perdedores. Solo le fueron fieles,  su brazo desarmado – Fox News – y su brazo armado, la Asociación Nacional del Rifle.          

En lo económico toda la política de Mr. T apunta a una cosa super: hacer América grande otra vez. Es su mejor chiste populista, que le funcionó muy bien en campaña. Para hacer América grande otra vez – en la idea de Mr. T - habría que retroceder el mundo. La grandeza que alguna vez tuvo América se debió a la miseria de muchos países del mundo.

Para comenzar, y para terminar, lo que Mr.T tiene que hacer es crear millones de puestos de trabajo para que quienes votaron por él, se sientan correspondidos y sean su brazo social, como el de Chávez en Venezuela. Deberá superar en al menos un veinte por ciento el record de creación de empleos de Clinton, en ocho años, 22,9 millones. Y a Reagan con sus 15.9, y hacer palidecer los 11.3 de Obama.

Stiglitz, que es un aguafiestas, dice que con una política macroeconómica como la que ofrece Mr.T, que consiste en cerrar la economía, desglobalizar, desbaratar los bloques de comercio, bajar impuestos corporativos, estimular la guerra de precios, intoxicar el mercado, no cree que pueda cumplir la meta de empleo, que necesita para sostener la economía. Más le valdría no estar completamente persuadido de que América no volverá a ser la grande, soñada por él. Aunque, como medida de choque, Mr T debe saber, que una fuente tradicional de empleos en América, es la guerra.

No creo que teniendo a millones de mujeres en su contra, dentro del país y fuera de él, sus días sean tranquilos. Tendrá demasiada publicidad fastidiosa, mujeres demandándolo, aparecerán nuevas víctimas de acoso, los medios deshonestos les darán tribuna, y la sociedad civil para la cual “is not my presidente”, pondrá a andar el mayor engranaje virtual de guerra simbólica que conozcamos. La meta es echarlo, peor a como echaron a Nixon. Con un sambenito como el de millones de mujeres trinando todos los días, la Casa Blanca va a tener que invertir demasiado tiempo y esfuerzos en defensa mediática y jurídica. Si una sola en una casa, trinando en directo, produce los efectos conocidos, imaginemos a Mr.T sitiado por millones en la “Ciudad de las mujeres”.   

A sus hombres en la CIA les explicó la consigna de guerra. Los Estados Unidos tienen un enemigo fundamental, Isis. Su misión es ayudarme a “exterminarlo de la faz de la tierra”. Y luego salió escoltado calzando las mismas botas untadas de mierda de perro.

Lo mejor que puede hacer Mr T es 

 

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