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Alberto Rodríguez

Un oscuro, yerto y mafioso corazón

Un oscuro, yerto y mafioso corazón

 Primera versión: el gobierno cubano vende armas rusas, obsoletas, deterioradas, al gobierno de Corea del Norte. Un negocio entre mastodontes pre históricos del socialismo cuartelario. A Cuba le entra una platica, y Corea, que tiene prohibición expresa - por resolución de la ONU - de transportar armas, se hace a un armamento de utilería.

 Segunda versión: el gobierno cubano pretende rearmarse, así que contrata con el gobierno norcoreano para que le repare armas rusas, obsoletas y deterioradas. Un negocio entre mastodontes pre históricos del socialismo cuartelario. A Cuba le regresan armas reparadas y Corea se hace a una platica.

 Tercera versión: el gobierno norcoreano pone un barco – el Chong Chon Gang - y Cuba pone unas armas rusas, obsoletas y deterioradas. Las camuflan bajo un cargamento de  diez mil toneladas de arroz. En Panamá, del barco se descargarían las armas, para ser introducidas a Colombia, y el barquito cargado de arroz seguiría rumbo a Corea.        

 Pyongyang dice que es un "contrato legítimo" entre las partes. Exigió la liberación "sin demora" del buque y sus 35 tripulantes, defendió la legalidad del envío aludiendo a un "contrato legítimo" con Cuba y acusó a Panamá de "asaltar" el barco, "bajo el pretexto de buscar drogas" que nunca fueron encontradas.

Las autoridades de Panamá pidieron una comisión de expertos de la ONU. Dicen que el barco declaró el azúcar pero no las armas, por lo que retuvieron la embarcación bajo acusación de presunto "contrabando". USA, con muchos conflictos por estos días - Siria, Rusia, Afganistán, Egipto -, tiene ahora a La Habana y a Pyongyang en el mapa de la mesa de crisis, una bandera roja más en el mapa. La ONU, de manera urgente, aprobó una visita que debe llegar el fin de semana a Panamá

Hace tres semanas, Raúl Castro, recibió en La Habana a una delegación militar de Corea del Norte, encabezada por el jefe del Estado Mayor General del Ejército Popular, Kim Kyok-sik. Resaltaron los lazos de "hermandad" y dijeron compartir "la misma trinchera".

Cuba, la misma de los negocios con Noriega, la del fusilamiento de Arnoldo Ochoa y Tony De la Guardia. Panamá, con Noriega o sin Noriega, la misma alcahueta de todos los mercados negros. Y Corea del Norte, un campo de concentración sin Internet, gobernada por un reyecito de opereta, que juega con armas nucleares.

Nada huele bien. Una intriga, como salida de un guión de película o de una novela de Graham Green. Bajo la punta del iceberg, no puede más que ocultarse el oscuro corazón yerto y mafioso de los gobiernos, que como el de los reyes, salta el derecho de todos para sobrevivir. No hay versiones legítimas, en cualquier caso, las armas jamás tendrían un buen uso y los actores no pasarán de ser simples villanos.

 


 

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