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Alberto Rodríguez

Las fotos de los camareros

Las fotos de los camareros

Andrés Pastrana acusó al Ministro del Interior, Fernando Carillo, de ser camarero de Pablo Escobar, sin explicación de por medio. Es posible que tenga razón, aunque no la sepamos. Sin embargo, apenas sería un camarero menor, al servicio del camarero mayor, Gaviria, que pactó las condiciones de sometimiento a la justicia bajo presión, con ventaja para Escobar. Gaviria necesitaba la foto de Escobar entre rejas, aunque las mallas no se levantaron para evitar que Don Pablo escapara, sino para impedir que el gobierno se le metiera.

El mismo Pastrana ha sido un camarero avezado. Necesitaba tomarse la foto con Tirofijo, para ganarle las elecciones de 1998 a Serpa. Y se la tomó, para enviar el mensaje a los colombianos, que de ser Presidente, tenía la llave para solucionar el conflicto. En privado Victor.G reconoce que el ex fantaseaba con el Nobel. La foto de Pastrana nos costó el Caguán.

El camarero supremo fue Samper. Aunque no es cierto que le vendió el alma al diablo, porque él no tiene. Negoció el poder con la mafia. O al menos le hizo creer que una inversión en su campaña le daría ventajas con el establecimiento. Por siete mil millones en efectivo les llevó en canasta la cabeza del Estado, para que los Rodríguez pudieran jactarse de haber puesto presidente. Todos se cuidaron de no dejar foto.

Uribe fue el gran camarero de los paramilitares. Necesitaba tomar la foto del Doctor Ternura recibiendo armas viejas y descargadas. Necesitaba mostrar que su ley de “justicia y paz”, hecha a la medida del cliente, habría devuelto la paz a la patria. Los paramilitares aceptaron la foto y de hecho se quedaron con el Das, con las notarias, con la tierra, con participación en los carruseles y pusieron el treinta cinco por ciento de las curules del Congreso.

El Santito aprendió a ser camarero de todos los anteriores que fueron sus jefes. Él necesita dos fotos. La primera, Humberto de la Calle e Iván Márquez, firmando el acuerdo para la finalización del conflicto en La Habana. Con esa, en la prensa e Internet, se saca un argumento de campaña: el Presidente de la Paz. A cambio de que las Farc no le calienten el orden público, mientras vuelve a ser Presidente, que hagan política. Que Timochenko entre al Congreso con corbata roja y saco azul y nos salpique con una pieza oratoria, al estilo de Ernesto Báez.

Todos han sido camareros, y lo siguen siendo. Ser camarero paga. Todos necesitan una foto, salvo Samper, que es poco fotogénico. La foto es un argumento visual de las ventajas que se le venden al país, que siempre son distintas de las ventajas que recibe el camarero por debajo de la mesa.  

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