Blogia
Alberto Rodríguez

¿Por qué le hacen el feo a la belleza interior?

¿Por qué le hacen el feo a la belleza interior?

Un recurso que utilizamos los feos y las feas modernas es el de invocar la belleza interior, una categoría salida de seminarios espiritualistas y magazines de señoras. Es un sano argumento contra los riesgos de ser feo. Fea por fuera y bonita por dentro, sería una respuesta airada de una mujer ofendida por un macho. ¿Feos por fuera y bonitos por dentro? Quizás esa no sea la pregunta acertada, aunque sea la que más consuelo de al afligido.

Eso de ser feo es tan relativo como lo de ser bonito. Siempre  se es lo uno o lo otro con relación a algo. Algo que cada uno tiene instalado, como un programa cultural metido y atornillado en el imaginario con el que juzgamos. Aceptar que es bonito, o feo, tener las narices chatas de boxeador, depende de dónde y de quién. Por desgracia y por ventura, todos los feos y los bonitos, son juzgados con los moldes de cada cultura.

Pero, por desgracia y por ventura,  solo se  es feo o bonito por causas culturales. Tal vez la única fealdad “natural” provenga de los defectos físicos, la genética y los accidentes. No es lo mismo ser fea étnica – chicana en un barrio neonazi -, que fea porque de niña le quemaron el rostro con ácido en el suburbio.  

Así que la pregunta sería ¿Y quién juzga la belleza interior? Que conlleva a esa otra categoría de la que mejor no hablar, la fealdad interior. Al parecer, y es donde puede trucarse el argumento, cuando los feos hablan de belleza interior se refieren a una belleza que nadie ve, ni siquiera ellos, porque es interior. Así que todo lo que se diga de ella es un juicio de presunción, pero con un efecto cultural tal, que conlleva discriminación, sociofobia y exclusión.

Pero hay una pregunta más práctica que tiene que ver con las consecuencias de ser feo ¿Por qué será que a los que tenemos tanta belleza interior nos hacen el feo? 

 

0 comentarios