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Alberto Rodríguez

El derecho a la ternura

El derecho a la ternura

Un psiquiatra, paisa, depresivo, retórico, duro, estuvo durante el tristemente célebre gobierno de Monseñor, al mando de las negociaciones y las entregas de los paramilitares, bajo lo que entonces se llamó la “política de paz”. La Fiscalía lo ha llamado para que responda por el efecto de la conspiración de la seguridad democrática, en el proceso de desmovilización, que según cifras del Estado, revinculó a la legalidad a 32.000 asesinos.

Luis Carlos Restrepo, quien mucho antes de haber sido el “comisionado de paz” escribió un libro para enseñarnos sobre el “derecho a la ternura”, hoy debe haberse teñido el cabello y quitado la barba, como lo hizo Cano. Y seguramente estará en un campamento de los urabeños, en la casa de campo de uno de los amigos de la causa, o en una de sus propiedades en el exterior. La cancillería de Panamá dice no haber recibido solicitud de asilo. Tampoco, Martinelli ya ha ayudado mucho con el asunto de la Lechuza, como para ir a encartarlo con lo de Ternura.

 Como quiera que sea la Fiscalía lo busca por haber convertido la desmovilización en un negocio de propaganda política. La primera reacción de Ternura ante la citación, fue atacar. Y utilizó el flanco más débil de la Fiscal, el del marido, ese camaleón cristiano del Carlos Alonso Lucio. No se equivocó Ternura en responder dándole a la Fiscal en su lado más débil, pero se equivocó en creer que la señora era chantajeable.

Que la idea de huir se la haya recomendado Monseñor no es extraña.  Con la Lechuza le funcionó. Debe haber rondado en la cabeza  de los  imputables de la pandilla uribista. Uribito no se voló por pendejo. Moreno, porque no alcanzó. Sabas alcanzó a hacer la vuelta con Costa  Rica, ganas no le faltan. A José Obdulio no lo han apretado. Y Monseñor tiene una pata aquí y otra afuera. Pero ninguna de las dos está fuera de la jurisdicción de una corte penal internacional.

¿Qué pensará Ternura en el exilio? ¿La depresión lo dejará dormir? ¿Haberse fugado no le complica las cosas? ¿O simplemente mantendrá la sana convicción de su inocencia, víctima de un país político que hoy le cobra sus servicios a la patria?

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