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Alberto Rodríguez

La conspiración

La conspiración

Nadie que recoja la herencia uribista de gobierno podrá ser buen gobernante. Nadie que invoque los resultados de la seguridad democrática nos dará seguridad efectiva. Nadie que pretenda ser la prolongación de los últimos ocho años de gobierno podrá interpretar acertadamente las tareas que la historia le propone al próximo Presidente colombiano.

Si Chucky fuera el próximo Presidente, sería el Presidente de los falsos positivos, el Presidente que supo de los seguimientos telefónicos ilegales contra magistrados de la Corte Suprema, contra periodistas y contra políticos de oposición. Sería el Presidente que participó de esa costosa operación de gobierno con la que se “quiso refundar la patria”, haciendo asociaciones con paramilitares, y por ende con el narcotráfico. Sería el Presidente cómplice de todas las cosas por las cuales, el país, las cortes, la opinión, terminaron rechazando el proyecto  de reelección.

Lo que se disputa en la primera y segunda vuelta son dos modos de gobierno, son dos modos de hacer política, son dos modos de ser poder. Monseñor Uribe ha dado muestras palmarias de lo que es capaz. Más allá de que haya logrado que los dueños de las fincas, puedan visitarlas otra vez, aunque no se puedan mover en la ciudad, hay un abanico de pruebas documentadas que son base de imputación.

Álvaro Uribe debería ser llamado por un Tribunal Penal Internacional bajo el cargo de conspiración. Hizo mucho más que lo que hizo Nixon y que lo que hizo Fujimori, para sostenerse en el poder, más allá de lo que le permiten todas las facultades constitucionales, las normas y las leyes, hizo todo lo que consideró necesario, más allá de la legalidad. Un cotejo preliminar del valor de las pruebas contra su régimen, daría mérito para un llamamiento. El solo expediente del DAS, debería bastar para una investigación que encausara a Monseñor.

Monseñor utilizó la policía secreta encargada de la seguridad pública, a su mando, para algo bien distinto a la seguridad que nos vendió. En su último cuatrenio, utilizó la policía política para interceptaciones ilegales, para seguimientos, para montaje de pruebas, para espiar la vida privada, para amenazar, para presionar, chantajear, hacer guerra jurídica, al mejor estilo mafioso, con los recursos, la planta y los dineros del Estado. A su Secretario Jurídico le llegaban los resultados de las operaciones  y él los reportaba al Presidente, lo confesó aquel, hoy en un noticiero. ¿Quién es el responsable político de las operaciones Amazonas, Transmilenio, Internet?  

La cúpula detenida de la conspiración desde el DAS tiene tanta información como para hundir a Monseñor, hay conexiones que lo comprometen directamente, que la justicia del país y la justicia internacional, tendrían como material probatorio suficiente para abrir investigación. Naturalmente que si Honesto Samper y Horacio Sarpa están libres, podría pensarse que para bien de la patria, la impunidad habría triunfado otra vez. Cojea pero llega.

 

 

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