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Alberto Rodríguez

Un soberano culo

Un  soberano culo

Diana Marcela Salgado mide 1.72 y tiene un culo de más de un metro, 102 centímetros, qué ternura. Doce más de los del canon: 90-60-90. La sobredosis no sería asunto del “estado de opinión”, salvo porque Diana, de una ingenua belleza mediterránea, fue coronada por unanimidad el 25 de mayo, como Reina del Departamento del Valle al Reinado Nacional de la Belleza en Cartagena 2009.

El escritor Alvárez Gardeazabal, un ex alcalde y ex escritor de Tuluá, miembro del jurado de belleza, hizo un cuidadoso análisis del culo de la bugueña. Él mismo le aclaró que estaba bien, pero un poco pasado. Le recomendó unos cuantos ejercicios para reducirlo a proporciones más reales.  Los jurados no premian culos grandes, dijo. Aún así, agregó Alvárez,  el jurado la escogió a conciencia de su “nalgatoria”, utilizando el pedestre eufemismo. Se la eligió a pesar del tamaño, o por el tamaño. Como quiera que sea, el tamaño no la descalificó en su tierra.

Unas semanas más tarde a la elección, Andrea Vélez - Presidenta del Comité de Belleza del Valle (Combelleza) - dio a conocer un comunicado, en el que decía que por motivos de salud, Diana abdicaba a su condición de soberana. ¿Quién con un culo así abdica? ¿Qué había pasado? La Junta de Combelleza quedó muy preocupada por el tamaño, así que sin más se creyó con el derecho de vetar el trasero de Diana a Cartagena. Sobra decir que la Vélez quedó como un culo.

Diana debió contratar un abogado para defender sus reales derechos “nalgatorios”. El eximio Abelardo de la Espriella. Se supo por él, que su cliente había sido obligada a decir que estaba enferma. Se interpuso pues una tutela por los derechos fundamentales del culo, y el juzgado obrando en justicia, ordenó a Combelleza restituir a Diana al cargo real, que le había sido transferido a Catalina Robayo, que tiene un buen culo, pero no tanto como el de Diana.

Cuando el buen Raimundo Angulo se enteró del carácter espinoso para los intereses del Concurso, que había tomado el asunto en la Sultana, aceptó que el culo de Diana fuera soberano, y el de Catalina como observador. Pero algo aún más conmovedor que el gesto de Raimundo, es el hecho de que el culo de Diana siga creciendo. En los mentideros estéticos de los bajos y altos fondos se rumora que podría llegar a 110.

Lo que uno aprende del incidente cultural es que ningún culo, por razones de tamaño, credo y origen, puede ser discriminado a ningún reinado. Sigamos haciendo patria.  

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