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Alberto Rodríguez

Pesemos la mentira

Pesemos la mentira

A pocos quedan dudas que el tipo que se ve en el video es el Mono Jojoy. En cuanto a lo que dice hay sospechas fundadas.  Aunque nadie como él podría expresarse tan mal, cargando sus palabras con ese vil acento castrense de matón.  Un video puede manipularse para sobre imponerle un audio distinto al original, por lo que bien cabe la duda. Correita tiene ahí un resquicio para escabullirse de tres que ahora lo persiguen, el Mono Jojoy, Monseñor Uribe y su propio pasado político.

      La falsificación medíatica es perfectamente posible, lo que hay que hacer es un doblaje como en las películas cuando se las traduce: ajustar las palabras de quien habla al movimiento de labios de quien se ve hablar. Al video se le hubiera podido  poner una voz parecida, para hacer que Jojoy terminara dándole un golpe a Correita. El DAS perfectamente puede hacer un ensamble de ese tipo.

Correita recibió la noticia como si nada. Si Uribe me saca un video de Jojoy, diciendo que ha contribuido a mi campaña -dijo -, yo puedo sacarle uno donde los paramilitares o los mafiosos digan lo mismo. En la perspectiva de Micomandante Chávez y de Correita, Monseñor  es un Vito Corleone paisa que regenta desde Santa Fe de Bogota. Chávez dixit.

Correita puede pensar que las FARC nuca le harían algo así de sucio, tanta suciedad es monopolio de Monseñor. Monseñor sabe que del Mono Jojoy se puede esperar cualquier cosa, hasta que con una declaración en una conferencia informativa se ponga de su lado, con un  recurso probatorio, mejor que mandado a hacer. Jojoy le está dando la oportunidad a Monseñor de probar lo que se necesita probar, que Correita tiene tratos con las FARC, para que la gran alianza antiterrorista internacional lo sepulte, como están sepultando a Honduras.

Monseñor tendrá que demostrar, policía internacional de garante, que la voz del video es la de Jojoy. Si es cierto que Jojoy dice lo que dice, los ecuatorianos tendrían que tomar una decisión, como la han tomado muchas veces, cuando los indios indignados han bajado a cambiar de presidente. Tendrán que decidir si bajan o no bajan.

La comunidad internacional – un eufemismo que suena bien – a su vez, sabrá a qué atenerse con Correita. Pero si no es cierto, Monseñor tendrá que explicarle a la comunidad internacional el fraude mediático exhibido como prueba política contra el jefe de estado de un país hermano.

           No es que el uno mienta y el otro no. Ambos mienten, son políticos y están en el poder, pero con un video, en el que es tan grave lo que se dice, como lo que se hubiera podido hacer decir, una constatación certificada dejaría al desnudo las mentiras del poder. El video es una papa hirviente, mucho más que las papitas fritas que se han sacado de la caja de Pandora, que el General Reyes le dejó de herencia a Monseñor Uribe. 

 

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